(Bloomberg).- Los inversores brasileños, en busca de una alternativa al riesgoso mercado inmobiliario de su país, están volviendo a Florida para invertir en propiedades y crear una fuente de ingresos en dólares.
Tener una segunda casa en Miami es una opción popular para los brasileños ricos desde hace décadas, pero están apareciendo nuevas opciones para ayudar a los inversores a cubrir el riesgo cambiario y aprovechar mejores condiciones que las que encuentran en su país.
En Brasil, la crisis económica y la subida del desempleo provocaron una caída del 5.2% en los alquileres en los últimos 12 meses, y desalojar a los inquilinos que no pueden pagar sus contratos de alquiler es difícil y consume tiempo. Los alquileres en Miami se mantuvieron estables en el primer semestre del año, según Integra Realty Resources.
En Estados Unidos, “si una de esas familias deja de pagar, uno cuenta con apoyo legal para hacer cumplir los contratos”, dijo Fernando Fiuza, director administrativo de TRX Residential, que busca a inversores particulares brasileños ricos para que la ayuden a casi duplicar su cartera de unidades residenciales para alquiler en Estados Unidos, de US$ 140 millones. “En Brasil, desalojar a alguien es el fin del mundo”.
La merma de los alquileres, sumada a una inflación de cerca del 9% en Brasil en los últimos 12 meses, redundó en una tasa de retorno del 4.4%, un mínimo histórico, según datos compilados por la empresa de investigación FIPE y la página web de propiedades Zap Imóveis.
Recuperación.
En cambio, el mercado estadounidense ha demostrado capacidad de recuperación. La demanda de apartamentos se vio impulsada estos últimos diez años por antiguos propietarios que perdieron sus inmuebles cuando estalló la burbuja inmobiliaria y por millennials que tienden más a alquilar que a comprar, dijo Ryan Severino, economista jefe de Reis Inc.
Hace mucho que el sur de Florida atrae a los inversores brasileños. Durante el auge económico de Brasil, la elite del país —llena de ahorros gracias a una moneda en boom— acudió en masa a comprar apartamentos de lujo en Miami y los alrededores de la ciudad. Pero desde entonces ese mercado perdió fuerza y se acumula stock de nuevas torres. La diferencia es que ahora, en vez de comprar apartamentos como segunda casa, algunos brasileños ricos están invirtiendo en la administración de propiedades.
TRX se está concentrando en los suburbios del sur de Florida, Orlando, Tampa y Jacksonville. Analiza edificios construidos entre los setenta y los noventa con el objetivo de restaurar las unidades y subir los precios de alquiler hasta 25%, dijo Fiuza.
Entre los ingresos por alquileres y la ganancia obtenida al vender los activos después de renovarlos, dentro de tres a cinco años, las propiedades deberían generar un rendimiento anual del 8% al 10% para los inversores, dijo. La división residencial de Estados Unidos forma parte de TRX Group, que tiene una cartera de 5,600 millones de reales (US$ 1,740 millones), principalmente en instalaciones de logística e infraestructura en Brasil.
Las propiedades comerciales y los hoteles en Estados Unidos también se transformaron en opciones atractivas para los inversores brasileños porque esos activos ofrecen un flujo constante de ingresos, dijo Daniel Ickowicz, socio de Elite International Realty.
“Buscamos inversores latinoamericanos porque creemos que este es un momento favorable para quienes busquen diversificación, seguridad y una rentabilidad interesante en dólares”, dijo Ariel Yaari, gerente regional de Driftwood Acquisitions & Development LP, en entrevista telefónica desde Miami. “Es una inversión que conlleva un riesgo, por supuesto. Pero es un riesgo bajo, porque estamos hablando de un mercado maduro”.