(Bloomberg).- El complejo de oficinas White Gardens del multimillonario Roman Abramovich en Moscú tiene vacías las dos terceras partes dado que una abundancia de oferta y la declinación de la economía rusa hacen que a los locadores les cueste conseguir nuevos locatarios.
El propietario ruso del Chelsea Football Club de Londres compró el centro comercial ubicado en la calle céntrica Tverskaya en noviembre del 2013. Desde entonces, ha conseguido nuevos contratos de alquiler para menos del 10% de los 63,000 metros cuadrados (678,000 pies cuadrados) de espacio de la propiedad, según su vocero, John Mann. Está ocupado alrededor de un tercio de la propiedad, que se inauguró en el 2013, agregó.
“Apostamos al largo plazo al asegurarnos de tener una buena base de clientes y de no reducir su valor”, dijo Mann por teléfono. “Tenemos un activo de clase A”.
La demanda de oficinas en Moscú cayó a fines del año pasado en tanto la declinación de los precios del petróleo, el derrumbe del rublo y las sanciones económicas impuestas a Rusia disuadían a las compañías de expandirse en la ciudad.
El promedio de desocupación del espacio de oficinas de primera categoría de la ciudad aumentó a 29% a fines de 2014 -mientras que era de 18% en igual período del año anterior-, conforme nuevas propiedades abultaban la oferta, dijo Jones Lang LaSalle Inc. en un informe.
Abramovich le compró White Gardens a VTB Capital, TPG Capital LLP y el fondo de riqueza soberana China Investment Corporation. El complejo, que consta de dos edificios comunicados por una arcada al aire libre con terrazas y jardines en el techo, ha ganado premios medioambientales y de diseño.
Perspectivas desalentadoras
Casi la mitad del espacio destinado a comercio minorista permanece cerrada. El Cheapside Josper Bistro, que lleva el nombre de una calle del distrito financiero de Londres, era el lugar más poblado un viernes de este mes a la hora del almuerzo, y tenía alrededor de la mitad de las mesas ocupadas por oficinistas que consumían hamburguesas y cerveza. El Box Bar contiguo y la Trattoria Siciliana, que se inauguró hace poco, se encontraban casi vacíos.
“Esto parece una ciudad fantasma”, dijo Kamil Anderzhanov, un analista de riesgo de Deloitte, mientras tomaba un café en Cheapside. “No creo que quienes trabajan en los alrededores sepan siquiera que este complejo está abierto”.
Los dueños de las propiedades que salen al mercado, enfrentan mayores desafíos que aquellos que se aseguraron nuevos locatarios antes del año pasado. Moscow City, un grupo de nuevas torres ubicadas 3 kilómetros (1.9 millas) al oeste del Kremlin, tiene un nivel de desocupación de alrededor de 45%, según Tom Mundy, jefe de análisis de Jones Lang para Rusia y la Comunidad de Estados Independientes.