Bloomberg .- Resulta tentador concluir a partir del debate sobre el cambio climático que todo el dióxido de carbono en el aire está atontándonos a todos.
De hecho, todo ese dióxido de carbono en el aire está haciendo que todos se pongan más tontos.
Los trabajadores disminuyeron sus funciones cognitivas después de pasar varias horas expuestos al aire de oficina que contenía niveles normales de CO2, contaminantes químicos y ventilación común, concluyó un estudio publicado esta semana en Environmental Health Perspectives. Los investigadores ensayaron con distintos niveles de dióxido de carbono y componentes orgánicos volátiles (sustancias químicas en el aire) y con la cantidad de aire exterior bombeado, mientras los participantes realizaban sus trabajos cotidianos, pero dentro de un laboratorio de la Universidad de Siracusa. Los niveles fueron seleccionados para simular el entorno interior de oficinas convencionales, edificios “verdes” LEED Platinum y edificios verdes con un índice de ventilación exterior elevado (“Green+”). Los 24 participantes, incluidos arquitectos, ingenieros y profesionales de publicidad, fueron expuestos a diferentes condiciones en días distintos durante el estudio que duró seis días, sin conocer los cambios.
Todos los días a las 15:00, los investigadores aplicaron por pruebas cognitivas computarizadas de establecimiento de estrategias y focalización, por ejemplo, y grabaron los resultados y el tipo de aire que los participantes respiraron. Un día de exposición al aire de un edificio verde extraventilado correspondió con el mejor desempeño en las pruebas. Los participantes trabajaron un 61 por ciento mejor con aire de edificios verdes que con aire convencional, y un 101 por ciento más en el ambiente Green+. Parte de la investigación fue auspiciada por una donación de United Technologies a la Harvard T.H. Chan School of Public Health. United Technologies, empresa dedicada a la fabricación de sistemas de construcción, no se involucró directamente en el experimento.
En una de las pruebas que midió el desempeño cognitivo en una crisis, las personas expuestas al ambiente verde fueron evaluadas un 97% mejor que en un ambiente de oficina convencional. Los participantes expuestos al aire Green+ respondieron un 131% mejor en una crisis.
El aire de oficina representa un dilema entre calidad y costo. El tratamiento del aire requiere mucha energía, cuyo precio no es económico. El aire en interiores es malo en parte porque nos hemos vuelto ahorrativos en nuestro uso de la energía.
La buena noticia, según Joseph G. Allen, autor principal del estudio de la escuela de salud pública de Harvard, es que el mejoramiento de los niveles de CO2, los químicos orgánicos volátiles y la ventilación resulta positivo para los empleados, es bueno para el negocio y es relativamente simple. “Cuando optimizas estas tres” variables en la calidad del aire, indica Allen, “el resultado duplica el puntaje cognitivo”. Una inversión de US$30 por trabajador en costos extra de energía representa una mejora de productividad anual de US$6,000, señaló.
Ya se está realizando un seguimiento del estudio, cuyos resultados se esperan dentro de unos meses. Éstos demostrarán qué tan rentable es el mejoramiento del aire en la oficina.