(Bloomberg).- El martes, en una reunión abierta a todos los empleados de Uber Technologies Inc., Travis Kalanick pidió disculpas por defectos culturales en su empresa después que una exempleada alegó que la acosaron y discriminaron cuando trabajaba en la empresa.
Junto a Arianna Huffington, miembro de la junta, y la directora de recursos humanos de Uber, Kalanick habló en la sede de su empresa de viajes particulares en San Francisco en una reunión que se extendió más de una hora, según asistentes al evento.
En ocasiones con lágrimas en los ojos, el máximo ejecutivo de Uber se disculpó por la falta de diversidad en la fuerza de trabajo de la empresa y por no responder adecuadamente a los reclamos de los empleados, mientras que los presentes lanzaron por lo alto preguntas duras y filosas, dijeron las personas, que solicitaron que no se las identificase discutiendo asuntos internos. Tras un comienzo de año duro, el ánimo de los empleados es deprimente, dijo una de las personas.
“Travis habló muy sinceramente sobre los errores que cometió y sobre cómo quiere tomar lo ocurrido en las últimas 48 horas para construir un Uber mejor”, escribió Huffington en una publicación en el blog de la empresa. “Normalmente, no se da un cambio sin un catalizador. Espero que, tomándonos un tiempo para entender qué falló y solucionarlo, podamos no sólo mejorar Uber sino también contribuir al progreso de las mujeres en toda la industria”.
Polémica.
En sus casi ocho años de existencia, Uber ha sido azotada por polémicas casi constantes. Con los años, las declaraciones de Kalanick en público ayudaron a consolidar la reputación combativa de la empresa. Pero este año ya se ha convertido en uno de los períodos más tumultuosos de la startup.
El mes pasado, el movimiento #deleteuber (“borren a Uber”) surgió después de que clientes acusaron a Uber de no respetar una huelga de taxistas en Nueva York y de aliarse con el presidente Donald Trump.
En plena polémica de #deleteuber, Kalanick organizó una reunión abierta y desgarradora parecida a la del martes. Dijo que se oponía a la prohibición de entrada de refugiados de Trump y luego abandonó el consejo de asesoramiento empresarial del presidente.
Luego, el fin de semana pasado, Susan Fowler, una ex desarrolladora de software, denunció en una publicación de blog que fue víctima de acoso sexual durante el año que pasó en Uber y que el departamento de RR.HH. de la empresa intentó proteger a su gerente en vez de resolver la situación.
“Estaba claro que él estaba tratando de hacer que tuviera sexo con él, y era algo tan claramente fuera de lugar que inmediatamente saqué capturas de pantalla de esos mensajes de chat y lo informé a RR.HH.”, escribió Fowler. Ella dijo que altos cargos le dijeron que su jefe tenía un “desempeño alto” y que no querían castigarlo por lo que entendían como un “error inocente”.
Uber había comenzado a dar vuelta la página estos últimos años. Ahora tiene más de 11,000 empleados, sin contar a sus choferes, que son contratados independientes, otra fuente de conflicto. Pero lo ocurrido este último par de meses podría comenzar a borrar parte de ese progreso.