(Bloomberg) Cuando empezaron a llegar facturas de una tarjeta de crédito corporativa utilizada por el director ejecutivo de Karhoo, Daniel Ishag, los empleados de la oficina en Londres de la empresa que ofrece una red de transporte privado comenzaron a encontrar pagos sospechosos. Zapatos y ropa de diseño, facturas de veterinario para un perro.
Los empleados señalaron las compras como potencialmente no relacionadas con el negocio, pero los indicios de una vida de lujo continuaron: vuelos en primera clase, una juerga en Las Vegas, puros habanos.
Los gastos de Ishag, descritos por varios empleados y personas familiarizadas con las finanzas de Karhoo, tuvieron un abrupto final esta semana cuando la compañía cerraba tras quedarse sin fondos.
Al tiempo que la magnitud de los problemas financieros de la empresa se hacían públicos en las últimas semanas, Ishag dejó de acudir a la oficina y otros dos ejecutivos se embarcaron en el fútil intento de mantener la empresa a flote, han comentado las fuentes, que han pedido no ser identificadas para no dañar sus perspectivas laborales. En torno a 200 personas han perdido sus empleos.
Ishag no ha respondido a las llamadas, correos electrónicos o mensajes de LinkedIn que buscaban sus comentarios. Parte del dinero fue reembolsado, según una fuente familiarizada con los gastos.
Los empleados dicen que no saben dónde se encuentra ahora mismo Ishag. En un correo electrónico a sus empleados esta semana, se disculpó por el colapso de la compañía.
“Me arrepiento profundamente del impacto y las inconveniencias que los acontecimientos recientes os han causado a todos”, escribía Ishag en el correo. “Me siento responsable, no solo por vosotros sino por quienes dependen de vosotros, y quiero daros mis disculpas a todos. De verdad deseo que las cosas hubieran salido de forma muy diferente”.
Incluso para los estándares de las nuevas empresas tecnológicas, que fallan más a menudo de lo que salen adelante, el final de Karhoo es extraordinario. Antes de que la aplicación comparadora de precios para pedir un taxi de la empresa fuese lanzada, Karhoo alcanzó los titulares el año pasado cuando, supuestamente, recaudó US$ 250 millones y reveló que tenía planes de alcanzar más de US$ 1,000 millones.
En realidad, nunca recaudó tanto. Según documentos financieros internos, había recaudado US$ 39 millones en setiembre y perdía dinero mientras intentaba alcanzar a UberTechnologies Inc. En sus dos años de vida, Karhoo generó en torno a US$1 millón en beneficios netos, según los registros a que ha tenido acceso Bloomberg.
Sin fondos
Los empleados de Karhoo han declarado que ignoraban su pésima situación hasta un viernes reciente, en que los gestores revelaron que la empresa no tenía fondos suficientes para pagar las nóminas. No hubo indemnizaciones de despido y no se pagó el mes anterior.
La gente estaba furiosa. Cuando se efectuó el anuncio, Ishag había estado en Singapur en un esfuerzo desesperado de recaudar más fondos, según han revelado dos antiguos empleados.
Muchos trabajadores se preguntaban cómo la empresa podría haberse gastado unos fondos bancarios que creían que eran de US$ 250 millones. Algunos de ellos se habían unido a Karhoo porque se les dijo en las entrevistas que la compañía había recaudado dicha cantidad de dinero, lo que la hacía más estable que las nuevas empresas típicas.
Después de que la cifra apareciera en las noticias de Reino Unido, los ejecutivos de la empresa también la citaron en encuentros con socios potenciales, según las personas que asistieron.