(Bloomberg) El enfrentamiento entre trabajadores y ejecutivos de Volkswagen AG se intensificó luego de que poderosos dirigentes gremiales dijeran que habían perdido la confianza en la administración de la principal marca de autos y exigieran protecciones laborales en el contexto de los crecientes costos del escándalo de manipulación de emisiones de la empresa automotriz.
En una carta publicada en el sitio web del sindicato IG Metall, dirigentes sindicales criticaron el manejo de la marca de autos homónima por tratar de utilizar el escándalo para impulsar profundos recortes y exigieron un acuerdo amplio que proteja a los trabajadores y las fábricas de Alemania. La carta, escrita en un lenguaje fuerte, generó una respuesta diplomática de Volkswagen, que ofreció iniciar negociaciones.
“Tenemos la impresión de que el escándalo diésel se utiliza para introducir reducciones de personal que no se habrían contemplado hace unos meses”, dijo en la carta Bernd Osterloh, que dirige el consejo laboral e integra la junta supervisora. “La administración de la marca no es confiable”.
Los trabajadores, que controlan la mitad de los puestos de la junta supervisora de Volkswagen y tienen derechos especiales que les permiten vetar cierres de plantas, se sienten cada vez más inquietos en momentos en que la compañía sigue evaluando los daños producto del escándalo y analiza medidas de reducción de costos que podrían afectar los empleos. Los trabajadores tienen una fuerza poco común en Volkswagen, en parte debido a su influencia política en el estado de Baja Sajonia, que tiene dos puestos en la junta supervisora y con frecuencia se alinea con el personal de la compañía automotriz.
Pago a Poetsch
El enfrentamiento se produce en un momento delicado para Volkswagen, que tiene plazo hasta el 21 de abril para completar conversaciones con autoridades de los Estados Unidos sobre una solución a los casi 600.000 autos afectados en el país. Más avanzado el mes la compañía también debe informar acerca de los resultados de una investigación sobre cómo empezó la manipulación y se mantuvo encubierta durante tantos años.
La carta de Osterloh coincidió con la atención que concitó un generoso pago al presidente Hans Dieter Poetsch, motivo de un artículo que publicó Der Spiegel el jueves. El ejecutivo podría tener derecho a alrededor de 10 millones de euros (US$ 11.4 millones) luego de abandonar su puesto mejor pago de máximo responsable financiero para asumir la presidencia el año pasado.
Si bien Volkswagen no confirmó el pago de forma directa, dijo que respetaba las obligaciones contractuales con sus empleados, incluido Poetsch. De todos modos, la apariencia de beneficiarse del escándalo podría afectar la credibilidad del veterano de Volkswagen en momentos en que busca sacar a la compañía automotriz de una crisis que ya ha reducido 20,000 millones de euros su valor de mercado.