Londres (Reuters).- Varias refinerías rusas podrían cerrar dentro de unos años, en una situación similar a la actual crisis europea en que decenas de plantas dejaron de operar debido a la elevada competencia con rivales más modernas en Asia y Oriente Medio, dijo uno de los principales ejecutivos de la industria en Rusia.
“Rusia enfrentará muy pronto un superávit de gasolina. Ya no será rentable producir productos pesados y las firmas que no logren actualizarse verán una erosión en su participación de mercado, las pérdidas se extenderán y posiblemente se verán forzadas a cerrar”, dijo a Reuters en una entrevista el presidente de Bashneft, Alexander Korsik.
Bashneft es una de las principales refinerías independientes rusas y procesa más de 400,000 barriles por día en la región de los Urales. Además, produce más de 300.00 bpd de crudo. Rusia, el mayor productor de crudo del mundo, refina alrededor de la mitad de su bombeo doméstico de 10,500 millones de bpd y exporta el resto.
La industria refinera de Europa está de nuevo bajo una enorme presión por la feroz competencia mundial y la disminución de la demanda mundial.
A diferencia de Europa, unas pocas plantas rusas cerraron en las últimas décadas pese a haber sido construidas durante la era soviética para abordar las enormes necesidades del Ejército Rojo en combustible y diésel de baja calidad.
Numerosas refinerías fueron modernizadas para cubrir la creciente demanda de gasolina y diésel de alta calidad, en medio de un aumento del consumo de combustible para autos nuevos a medida que la clase media se incrementaba.
Sin embargo, dado que las leyes tributarias alentaron las exportaciones de crudo pesado con la esperanza de que las refinerías acumularan más fondos para modernizaciones, Rusia ha visto un fuerte incremento de plantas más simples y de mediano tamaño, también llamadas “teteras”. “Existe un enorme superávit de refinación de crudo en Rusia y se debe reducir”, sostuvo Korsik.
“Rusia necesita producir ciertas cantidades de gasolina, combustible para aviones, lubricantes y de asfalto para necesidades domésticas. El diésel será exportado. El resto no se necesita. El resto ha aparecido debido al sistema tributario que alentó la producción de productos de baja calidad”, indicó.
Korsik dijo que creía que las plantas más vulnerables serían las refinerías más simples construidas en los últimos años que no son parte de ninguna gran compañía petrolera y que carecen de acceso garantizado a crudo.