Una aspiración recorre desde hace unos años las empresas peruanas. Ingresar a la lista de las empresas más admiradas del país se ha vuelto el objetivo anual de un número creciente de organizaciones. La distinción no solo representa un rédito comunicacional, si no la ratificación de que la ruta que se ha tomado es la adecuada. En tiempos de coyuntura electoral, cuando el término empresario es muchas veces menospreciado, reconocer las buenas prácticas se vuelve aún más importante.
El socio principal de PwC en el Perú, Esteban Chong, ha repetido de manera incansable, año a año, que cuando comenzaron a diseñar el premio en el 2011 su objetivo era identificar a las empresas que podían ser los benchmarks del mercado. Hoy, cinco años más tarde, la ocasión resulta ideal para realizar un balance.
Chong asegura que hay un grupo de empresas que siempre se mantienen dentro del ranking. “Son el sector más moderno del empresariado. En el sentido que no solo están preocupados por la maximización de las utilidades, del valor del accionista, si no que se preocupan también de su gente, planifican bien, piensan en el largo plazo”, añade el socio principal de PwC. “Da la sensación de un empresario que cambia de un capitalismo puro a un empresariado responsable”.
Muchas empresas han trabajado durante dos o tres años hasta que alcanzaron estar en la lista. Y las que aparecen siguen trabajando. No son complacientes. La consciencia de que siempre hay cosas por mejorar es parte del ADN que las vuelve admirables. Justamente eso les permite mantenerse año a año en la lista.
Reconocimiento para difundir
El premio nació de la preocupación de PwC por reconocer las buenas prácticas empresariales en el país. G de Gestión, por su lado, tenía el mismo compromiso. Para Julio Lira, director de la revista, las empresas peruanas habían tenido una transformación y crecimiento importantes en los últimos 20 años y eso había que reconocerlo.
“Por ello, G de Gestión, desde su nacimiento, buscó fomentar el reconocimiento abierto y transparente del mérito empresarial en un país en el que la actividad privada muchas veces es vista con recelo”, añade el también director del diario Gestión. “En ese sentido, la unión con PwC y el Premio a las Empresas Más Admiradas (EMA), el cual ya se aplicaba en otros países, fue una decisión que nos permitía resaltar el éxito de las compañías más importantes del país, con el ingrediente especial de que quienes las eligen son sus pares”.
Para Esteban Chong, el premio en el Perú no tuvo en sus primeros años la acogida que habían pensado que tendría. Por el contrario, superó las expectativas. Para Julio Lira es evidente el interés de los lectores por conocer los resultados del premio.
“En los últimos tres años la difusión del premio a través de la web de Gestión ha sido una de las más visitadas”, comenta. Esto los ha llevado a tratar año a año de afinar los criterios de la elección para mejorar y perfeccionar la premiación.
Para el socio principal de PwC, es necesario darle continuidad al premio. “Es un premio que está camino a seguir consolidándose”, asegura Chong.
Recuadros
El premio en la región
La relevancia de esta distinción puede ser también observada en otros países de la región. Los casos de Chile y Argentina son ilustrativos.
Javier Gatica, socio de Marketing & Communications de PwC Chile, señala que este ha logrado posicionarse en la comunidad empresarial chilena a través de los años.
“A las empresas les interesa mejorar la valoración positiva que puedan obtener del mercado y aparecer bien evaluadas”, señala. En el país del sur, el premio tiene ya una tradición de 15 años ininterrumpida y se publica en Diario Financiero.
En Argentina, por su lado, el premio resalta la faceta del CEO como aspecto principal de la distinción. “Ya va por su cuarta edición”, señala Santiago Mignone, socio principal PwC Argentina. Desde 2013, junto con El Cronista Comercial y la revista Apertura, dos medios muy prestigiosos en el país, se reconoce a los mejores CEO por su trayectoria, su capacidad de innovar, y se elige también al CEO del año.
“Surgió en el año que PwC cumplió sus primeros 100 años de vida en Argentina. Un siglo fomentando la inteligencia, la formación de nuevos talentos, y la creación de nuevos líderes para nuestra sociedad”, añade Mignone.
Ema en la comunidad empresarial
Por Martín Pérez, presidente de CONFIEP
“Las Empresas Más Admiradas del Perú”, premio que otorga PwC, no sólo es un reconocimiento a las mejores prácticas empresariales en nuestro país, es también una muestra del alto compromiso del sector privado con el desarrollo sostenible del Perú.
Desde su primera entrega hace cinco años, esta distinción impulsa a la empresa privada a continuar siendo líder en la generación de empleo y protagonista del crecimiento de nuestro país, a través de la excelencia en las buenas prácticas empresariales que realizan y que, desde CONFIEP, venimos impulsando en nuestros agremiados y en el sector empresarial peruano.
Es así que la sostenibilidad, la innovación, el acceso a nuevas tecnologías, la calidad, así como la gestión del talento, la RSE y la competitividad son parte de nuestro accionar diario. Nos enorgullece, por tanto, saber que contamos con empresas líderes que marcan el rumbo a seguir. En CONFIEP tenemos el firme compromiso de promover que otras empresas sigan estos pasos para estimular su crecimiento y competitividad.
Sin duda, las empresas que ostentan esta distinción tienen un gran desafío y además, el reto diario de continuar en ella y seguir fomentando la excelencia entre sus colaboradores, proveedores y su entorno.
Esperamos que estas buenas prácticas generen otras tantas en los diversos sectores de nuestra economía, lo que permitirá que los niveles de competitividad y productividad del país, que venimos promoviendo desde CONFIEP, sean una realidad en el más corto plazo.
