Diario Financiero de Chile
Red Iberoamericana de Prensa Económica (RIPE)
Los medios españoles están dedicando extensas páginas a una pelea que se está tomando el centro de atención en los círculos empresariales: el creciente aislamiento del presidente de Endesa, Borja Prado, tras la llegada del nuevo director ejecutivo de la matriz, Enel, Francesco Starace.
Desde que Starace asumió el mando de la italiana, se inició un reordenamiento de la compañía. Así, desde fines de octubre, los activos de Endesa en Latinoamérica serán gestionados directamente por Enel Energy Europe, una sociedad controlada en un 100% por Enel y propietaria del 92% de Endesa.
Abajo del avión
De la mano de esta reestructuración, el ejecutivo italiano decidió relegar a Prado de sus funciones de nexo con Latinoamérica y establecer una relación directa con los líderes políticos de los cinco países de la región donde opera Endesa (Chile, Argentina, Colombia, Brasil y Perú), y que aportan 51% del Ebitda de la compañía.
Starace habría prohibido expresamente a Prado que lo acompañara en su viaje de presentación a Chile el 14 de julio, cuando se reunió con la presidenta Michelle Bachelet, pese a que el directivo español insistió en las buenas relaciones que tenía en el país. Además, Starace lo apartó de los viajes que realizará próximamente a Perú y Brasil.
Fuentes de la empresa confidenciaron a medios locales que Prado “montó en cólera” cuando fue excluido por su nuevo jefe italiano. El golpe fue mayor porque sólo unos días antes Starace recurrió a Prado para acceder al ministro de Industria español, José Manuel Soria, para plantearle que Enel quitaría a Endesa sus activos de Latinoamérica para gestionarlos directamente desde la italiana, con lo que Endesa quedaría reducida a la mitad.
Intriga en Repsol
Durante la confrontación, el ejecutivo italiano le habría recriminado al presidente de Endesa una jugada que supuestamente digitó para convertirse en presidente de Repsol. Starace hacía alusión a la filtración de documentos que Mediobanca (donde Prado también ejerce como presidente) habría distribuido entre fondos de inversión criticando la gestión de Antonio Brufau en la petrolera.
El papel de Botín
Según fuentes del medio español El Confidencial, la pérdida de influencia de Prado habría comenzado a gestarse tras una indagación de la nueva presidenta de Enel, Patrizia Grieco, entre distintos personeros locales sobre el ejecutivo.
La respuesta habría sido mixta. Aunque tiene buenos contactos, un enfrentamiento con el presidente de Banco Santander, Emilio Botín, le habría ganado la enemistad del círculo empresarial.
Asimismo, no estaría en buenas relaciones con el gobierno de Mariano Rajoy debido a su cercanía con su predecesor, José Luis Rodríguez Zapatero, además del caso Repsol.
Prado, cuyo contrato vence en dos años, intentó convencer a Starace de que aún cuenta con una excelente red de contactos en España: tiene negocios con los hombres de confianza del rey Felipe VI y conexiones en medios de comunicación. Sin embargo, el ejecutivo le sacó en cara que esos nexos no sirvieron para disuadir al gobierno de avanzar con la reforma eléctrica que, según cálculos de la propia Endesa, le costará más de 1.300 millones de euros en Ebitda.
Prado tendría que conformarse así con gestionar una compañía que a partir de octubre lucirá más como era hace 30 años, antes de su internacionalización.
Crédito: Isabel Ramos Jeldres