La opacidad offshore, talón de Aquiles de las sanciones económicas

“Están concebidas para esconderse y en consecuencia pueden también ser utilizadas tanto para burlar embargos como para la evasión fiscal o el blanqueo de dinero”, dijo un funcionario de la OCDE.

Sede de Mossack Fonseca. (Foto: Reuters)
Sede de Mossack Fonseca. (Foto: Reuters)

Washington (AFP).- Desenmascaradas por los Panama Papers, las sociedades offshore no solamente permiten colocar discretamente fondos en paraísos fiscales: ofrecen también un medio sin igual para evadir las sanciones económicas internacionales.

“Están concebidas para esconderse y en consecuencia pueden también ser utilizadas tanto para burlar embargos como para la evasión fiscal o el blanqueo de dinero”, dijo a la AFP Pascal Saint-Amans, jefe de la lucha contra los paraísos fiscales de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE).

Esas empresas de pantalla cultivan de hecho la obsesión por el secreto. Disimulando el nombre de su beneficiario real detrás de estructuras de fachada y testaferros, borran las pistas y desafían a los Estados que buscan hacer respetar sus listas negras financieras.

“Son estructuras anónimas de las cuales nadie sabe si son controladas por personas o empresas que son objeto de sanciones. Es un verdadero problema”, declaró a la AFP Liz Confalone, de la organización Global Financial Integrity.

El tema es particularmente sensible en Estados Unidos, cuya fuerza diplomática para hacer respetar embargos se basa principalmente en un arsenal de sanciones que prohíben toda transacción financiera con ciertos países (Irán, Corea del Norte, Cuba…) y congelan los activos de individuos o empresas relacionadas con ellos.

Varias empresas, entre ellas el banco francés BNP Paribas en 2014, fueron duramente sancionadas por violar esos embargos. Pero ello no ha disuadido a otros de intentarlo, usando la opacidad financiera.

Según la BBC, 33 particulares y empresas con sede en Irán, Zimbabwe o Corea del Norte que eran blanco de sanciones del Tesoro estadounidense, recurrieron para ello a los servicios del estudio panameño Mossack Fonseca, de donde se filtraron los “Panama Papers”.

Paradoja estadounidense.
Otros casos ya habían ganado las portadas de los medios antes del escándalo.

El gigante chino de las telecomunicaciones ZTE puso en práctica una red de empresas-pantalla que le permitieron reexportar componentes estadounidenses hacia Irán en violación del embargo impuesto a Teherán por su programa nuclear, según las autoridades estadounidenses. El grupo fue sancionado con represalias comerciales a inicios de marzo.

Más espectacular, un sistema de empresas fantasma que pasaba por el paraíso fiscal británico de las islas Jersey, permitió a un banco afiliado al gobierno iraní afectado por las sanciones poseer un rascacielos en pleno corazón de Manhattan.

La empresa naviera estatal iraní IRISL, golpeada por las sanciones estadounidenses en 2008, utilizó un esquema similar: dispersó su flota en una red de sociedades pantalla en Malta y Hong Kong de la cual mantuvo el control, señala el libro “Global Shell Games” publicado en 2014.

Esos casos representan sin embargo la punta del iceberg. El trabajo de las autoridades se topa con la complejidad de los montajes jurídicos y a la facilidad con la que los defraudadores transfieren activos de un paraíso fiscal a otro. “Es el juego del gato y el ratón”, dijo a la AFP Bryan Early, especialista en sanciones dela Universidad de Albany (Nueva York).

Las autoridades aseguran no bajar la guardia. “El gobierno estadounidense se concentra activamente en la detección de posibles actividades ilegales, incluyendo violaciones de leyes fiscales y sanciones estadounidenses”, señaló un portavoz del Departamento del Tesoro a la AFP.

El propio presidente Barack Obama salió a la palestra, alertando que la opacidad financiera no disminuye la eficacia de las sanciones estadounidenses. “Irán no habría firmado el acuerdo sobre su programa nuclear en ausencia de fuertes sanciones”.

Estados Unidos se encuentra en una situación paradojal.

Si bien el país defiende la transparencia financiera, varios estados de la Unión, con Delaware a la cabeza, permiten a un ciudadano extranjero crear una sociedad, ocultando la identidad de su beneficiario real.

Muy criticada, esta opacidad es tal que según Saint-Amans, agentes extranjeros podrían eludir sanciones usando una sociedad constituida en Estados Unidos. “Es la paradoja del país”, resumió.

El Tesoro estadounidense anunció sin embargo a la AFP el miércoles, que someterá “próximamente” una nueva norma para obligar a identificar al beneficiario extranjero de una sociedad.

“El IRS (oficina fiscal de EEUU, ndlr) estará mejor equipado para garantizar que esas estructuras no faciliten la evasión fiscal”, afirmó un portavoz del organismo, que admitió que es necesaria una ley para resolver el problema.

A raíz de los “Panama Papers”, Obama dijo el martes que las empresas offshore son en gran parte legales y que “ese es el problema”.

Agregó que por ello “la evasión de impuestos es un gran problema mundial” y llamó al Congreso a reformar el sistema tributario a fin de eliminar los vacíos legales que permiten la evasión.

En los últimos 10 años, todos los proyectos de ley enviados al Congreso sobre el tema se han convertido en letra muerta.

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