(Bloomberg) Con la llegada de Donald Trump -conocido por sus ataques a China- a la Casa Blanca, los analistas están elaborando listas de ganadores y perdedores que podrían resultar de la erupción de tensiones entre las dos principales economías del mundo.
Todavía está por verse lo que ejecutará el gobierno de Trump, quien durante la campaña electoral acusó a los acuerdos comerciales con China de generar déficit récord a Estados Unidos.
Lo que sí está claro es que China va a contraatacar cualquier medida proteccionista; no sólo existen planes de contingencia, sino el ejemplo histórico de las medidas adoptadas contra Japón cuando las tensiones estallaron en el 2012.
Los boicots generalizados a productos estadounidenses en China podrían afectar a marcas tales como Nike Inc., General Motors Co., Ford Motor Co. y Tiffany & Co., mientras que las sanciones por el lado estadounidense pondrían bajo presión a exportadores chinos de electrónicos como Lenovo Group Ltd. y ZTE Corp., según Credit Suisse Group AG. Los competidores locales podrían beneficiarse con la disminución del comercio.
“La mayoría de las personas con las que hablo no tienden a pensar que una guerra comercial es el escenario más probable, sino que la ven como un cisne negro”, dijo Hao Hong, analista de Bocom International Holdings Co., con sede en Hong Kong, durante una entrevista telefónica. “Creo que la posibilidad es mucho mayor”.
Trump se ha comprometido a utilizar “todos los poderes presidenciales legales para remediar los conflictos comerciales” con China, incluidos los aranceles.
En una oportunidad, mencionó un impuesto del 45% sobre las importaciones chinas, y luego negó haberlo planteado. Después de la toma de poder el 20 de enero, el Global Times, un periódico chino dirigido por el Partido Comunista, dijo que el discurso de Trump señalaba una “alta posibilidad” de fricciones comerciales.
Escenarios de riesgo
El índice MSCI China podría caer hasta 30% con respecto a los niveles actuales si Estados Unidos y China impusieran aranceles de 45% a cada uno, de acuerdo con Jonathan Garner, un estratega en Morgan Stanley con sede en Hong Kong. En el caso de aranceles más modestos de 5%, el índice chino sufriría pocos cambios, según Garner.
El mes pasado, Garner se mostró optimista de las acciones de China, pronosticando un avance del Índice Compuesto de Shanghái hasta 4,400 unidades este año. El indicador subió 0.4%, a 3,136.78, el lunes.
Hong, de Bocom, cree que el Índice Compuesto de Shanghái va a caer rápidamente por debajo de 2,800 en un escenario de guerra comercial total, una disminución de alrededor de 10% de los niveles actuales. El índice estadounidense S&P 500 es “demasiado optimista” y se ha adelantado a sus propias perspectivas desde las elecciones en noviembre, afirmó Hong.
Si ambos lados trabajaran juntos en lugar de enfrentarse, Garner opina que los mayores beneficiarios serían las empresas chinas de energía, entretenimiento, tecnología y turismo, y las estadounidenses de telecomunicaciones y semiconductores. Pero es difícil prever un escenario positivo para aquellos concentrados en las advertencias de Trump durante la campaña electoral.