(Bloomberg).- Hace 16 años, Glenn Saldanha se hizo cargo de la empresa de su padre fabricando copias de nuevos medicamentos y añadió una apuesta paralela propia: en vez de limitarse a imitar medicamentos viejos, su empresa familiar trataría de innovar con otros totalmente nuevos.
Los inversionistas se quejaron, los competidores quedaron desconcertados y el padre de Saldanha se mostró escéptico. Sin embargo, Saldanha avanzó en el proceso de prueba y error del descubrimiento de nuevos fármacos.
Ahora dice que su sede en Mumbai, Glenmark Pharmaceuticals Ltd., está en la recta final y uno de sus candidatos debería salir al mercado en los próximos cinco años.
Cualquier avance podría llegar apenas a tiempo ya que en los próximos años Glenmark y el resto del sector de medicamentos genéricos de US$200.000 millones descubrirán abruptamente que tienen muchos menos nuevos medicamentos para copiar.
Al mismo tiempo, el beneficio de los productos existentes se está erosionando a medida que reguladores como la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA) aumentan las aprobaciones para generar más competencia.
Esta combinación significa que el negocio de los medicamentos genéricos tal como lo conocieron veteranos como Saldanha, de 46 años, a lo largo de toda su carrera, está llegando a su fin.
En todo el mundo, las empresas se afanan por descubrir lo que vendrá, desde firmas más pequeñas como la de Saldanha, hasta llegar a Teva Pharmaceutical Industries Ltd. de Israel y Mylan NV, con sede en los Estados Unidos, que se cuentan entre los mayores productores de medicamentos copiados del mundo.
Durante décadas, el negocio de los medicamentos genéricos siguió un modelo de crecimiento simple: esperar a que un medicamento químico perdiera su patente y luego copiarlo.
Pero el 2018 promete ser una de las últimas grandes cosechas en el sector, en tanto perderán la protección tratamientos por valor de US$ 27,800 millones. El botín del año siguiente disminuirá casi dos tercios, y al año siguiente se contraerá aún más, según la investigación de analistas de Oppenheimer Holdings Inc.
“Las empresas tienen que averiguar cuál es el modelo alternativo de negocios”, dijo Saldanha en una entrevista en la sede de Glenmark.
Algunos, como Saldanha, están recurriendo a la innovación, aunque la reacción más común hasta ahora ha sido consolidar. En vista de que los reguladores están aprobando los medicamentos genéricos a un ritmo más rápido --la FDA estadounidense aprobó un récord de 800 nuevos el año pasado-- hay más competencia en más tratamientos y los precios se deterioran más rápido.
Esto significa que los seis meses de exclusividad que otorgan los reguladores por ser los primeros en volver genérico un medicamento patentado, son cruciales. Comprar otras empresas es una manera de reunir más productos de este tipo.
Teva, el mayor fabricante mundial de medicamentos genéricos, compró la empresa de genéricos de Allergan Plc en el 2016 por unos US$ 40,000 millones y Mylan el año pasado compró Meda AB, con sede en Suecia, por US$ 10,000 millones.
La negociación continuó este año con Stada Arzneimittel AG, que acordó su venta a sociedades de inversión, y el fabricante de genéricos alemán Fresenius SE que compraría, dijo, Akorn Inc., con sede en Illinois.