(AFP) La minera Escondida -operada por BHP Billiton- aseguró que seguirá abierta al diálogo y que respetará la huelga de sus trabajadores, manteniendo la paralización de la mina ubicada en el norte chileno, sin hacer reemplazos al menos en el primer mes del conflicto.
A 13 días de iniciada la huelga por parte de unos 2,500 trabajadores de la mina Escondida y un día después de que culminara sin acuerdo la primera reunión de conciliación marcada por el gobierno, la compañía angloaustraliana dijo que sigue abierta al diálogo y que una paralización es negativa para ambas partes.
“La compañía informa que no ejercerá la facultad de hacer reemplazos al menos en los primeros 30 días de huelga, reafirmando que no producirá durante este periodo, para resguardar la seguridad e integridad de sus trabajadores”, señala el comunicado difundido por la empresa en Santiago.
La reforma a la ley laboral chilena -que deja en el pasado una norma impuesta por la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990) que permite los reemplazos en huelga- comenzará a regir a partir de abril.
Hay “plena apertura a negociar los puntos en discusión” y se invita al sindicato a construir en conjunto un nuevo contrato colectivo acorde a la actualidad de la empresa y el mercado de cobre, puntualizó la misiva.
“Una huelga de estas características nunca es motivo de ganancia para nadie”, señaló la empresa, manifestando su “disposición a negociar todos los temas en controversia, sin condicionar ninguno”, para terminar la huelga lo antes posible, según dijo Patricio Vilaplana, vicepresidente de Asuntos Corporativos de Minera Escondida.
La compañía reiteró que los trabajadores deben cesar los bloqueos en los accesos a la planta.
El vocero del sindicato de Escondida, Carlos Allendes, dijo a su vez la AFP que los trabajadores no van a apurar una definición.
“La situación está tranquila la empresa no puede quejarse por los bloqueos porque los hemos dejado pasar”, remarcó.
La negociación entró en punto muerto cuando BHP Billiton, principal accionista de la mina ubicada a 3,100 metros de altitud en el desierto de Atacama (norte de Chile), planteó reducir algunos beneficios conseguidos por los mineros en momentos de bonanza del metal rojo.
Los trabajadores buscan mantener beneficios como ayudas a la educación o la salud, que los nuevos empleados disfruten de dichos beneficios y no subir la producción a costa del tiempo de descanso.
Además reclaman un bono de unos US$ 39,000 que compensaría lo que han ido perdiendo en estos años, mientras que la mina ofrece US$ 12,400 de bono para volver a la actividad.