(Bloomberg).- El anuncio de Unilever Plc de que busca terminar con su doble nacionalidad y tener su sede en Londres o Rotterdam significa que la estrategia de Theresa May para el Brexit recibirá un gran respaldo o un golpe ya desde el comienzo.
Pocas empresas tienen más contacto cotidiano con el pueblo británico que Unilever. La empresa calcula que sus productos, desde Marmite y Vaseline a la mayonesa Hellman’s, se encuentran en el 98% de los hogares del Reino Unido.
De modo que, aunque tuviera poco impacto en términos de puestos de trabajo, la decisión de partir a Holanda enviaría una señal clara a los votantes de que las compañías están preocupadas por el Brexit.
Si la firma opta por cotizar sólo en Inglaterra, en cambio, May podrá remarcar ese hecho como una señal de que los inversores son optimistas. El Reino Unido se considera un lugar acogedor para las empresas y May ha insinuado que podría reducir aún más los impuestos.
“La primera ministra británica está sumamente consciente de que cualquier empresa multinacional que se vaya de Londres sería mala publicidad para el Reino Unido, particularmente al comienzo del delicadísimo proceso de conversaciones por el Brexit”, dijo Randolph Bruno, profesor de economía de University College London. “Una decisión a favor de Unilever Holanda la pondría en el punto de mira para que cumpla sus promesas de mantener una ‘Gran Bretaña Global’”.
Iain Wright, presidente de la Comisión de Negocios del Parlamento, dijo que el gobierno tiene que hacer más para tranquilizar a las empresas que ya están en el Reino Unido.
Riesgo enorme
“A Unilever se la reconoce como una compañía importantísima, con una fuerte huella empresarial en Gran Bretaña”, dijo por teléfono. “Existe un riesgo enorme de que la cotización en los Países Bajos no solo simplifique y consolide en Europa los asuntos corporativos -incluidas las decisiones sobre futuras inversiones-, sino que además signifique que la distancia entre una sede central y las instalaciones de investigación y producción fuera del Reino Unido haga más fácil cerrar activos en este país”.
Para Unilever, el tema pasó a primer plano debido a la oferta no deseada que realizó en febrero Kraft Heinz Co. El máximo ejecutivo Paul Polman está estudiando cómo hacer para que su compañía pueda rechazar más eficazmente las adquisiciones hostiles.
Si bien no expresó una clara preferencia entre el Reino Unido y los Países Bajos, anteriormente había señalado que una adquisición como la que intentó Kraft se habría topado con más obstáculos si la compañía cotizara únicamente en Rotterdam.
“Kraft causó un problema que enojó a muchos”, dijo Mohan Sodhi de la Escuela de Negocios Cass de la City University de Londres. “Desde el punto de vista de Kraft, lo primero que iba a hacer era deshacerse de las dos sedes centrales y luego deshacerse de los productos para untar. Ahora bien, si uno va a escoger entre Londres y Rotterdam, la elección es obvia. Los costos en Londres son atrozmente altos, estar en Europa continental tiene sentido”.
El anuncio de Unilever vuelve a poner el foco en el impacto de la partida del Reino Unido de la UE.
“La decisión particular de que una compañía como Unilever se vaya del país no es importante”, dijo Bruno de University College London. “La verdadera preocupación es cuántos más podrían seguir sus pasos”.