Un año no tan expectante para la industria del cemento, pero en el que Cementos Pacasmayo se ha mantenido firme. Mientras que en el primer trimestre el sector decreció 5% con relación al 2014, Pacasmayo reportó utilidades netas y un Ebitda al alza, aunque el entorno es más complejo.
“El impulso de la autoconstrucción sigue y la inversión privada también, aunque un poco más lenta, pero el sector público está parado. Está la refinería de Talara, se hace un presupuesto de la demanda pero aún no se ejecuta. Hay nuevos gobiernos regionales, pero aún les cuesta trabajo entender todos estos temas”, dice Humberto Nadal, CEO de Cementos Pacasmayo, sobre el panorama que hoy se presenta. Y esta situación se agrava más en la selva y la sierra, donde el componente público es mayor.
En un escenario como el que describe, ¿el inicio de operaciones de su nueva planta en Piura se da en un momento adecuado?
El momento es fantástico para operar. Nuestra planta actual, en clínker por ejemplo, opera al 100% de su capacidad y debemos importar para cubrir la gran demanda. Con (la planta de) Piura vamos a sustituir esta importación; lo otro es que al ser tan moderna, Pacasmayo va a pasar de ser una empresa con una planta grande y una chica en la selva a tener un esquema multiplanta con Pacasmayo-Piura y La Rioja, que nos llevará a un mejor abastecimiento del mercado.
¿Tendrá algún impacto en el tema de precios? La competencia los subió en el primer trimestre…
En el primer trimestre no hicimos ningún reajuste de precios, lo hacemos con la inflación anual. No tendremos alzas dramáticas como lo han hecho otros. Con Piura y sin Piura la política de precios será la misma. Nuestro objetivo es dar mayor eficiencia a la compañía, en márgenes va a aportar cuatro puntos al nivel del Ebitda.
¿Ya está lista al 100%?
En julio debe empezar la operación comercial. La construcción de la planta ya concluyó, pero la planta tiene diferentes partes y en julio se empieza con la molienda y a fin de año el reto es que opere al 70%.
¿Analizan sacar nuevas marcas además de la emblema Cementos Pacasmayo?
Esa es nuestra marca histórica y hace unas tres semanas acabamos de lanzar una nueva marca, que es Cementos Moche, con un posicionamiento distinto, y en la planta de Piura también vamos a producir la marca.
¿Cómo ven la competencia hoy en día?
Es un tema de posicionamiento. El consumo va más por el tipo de uso, de saber qué es lo que necesita el consumidor. En el Perú hay cinco tipos de cemento y en Centroamérica 15, hay mucho por explorar. Hoy llega el cemento de otras partes, pero la posición del mercado es sólida y contamos con un adecuado sistema de distribución (bajo su empresa DINO) bastante potente para llegar a varias ciudades.
¿Con Cementos Moche y desde Piura pueden exportar?
Por el momento, no estamos haciendo la exportación. Creo que si quieres exportar tienes que tener una planta diseñada para ello. En Piura estamos a 30 km del puerto, pero es lejos. En otras ciudades del mundo las plantas de cemento están en el mismo puerto y se conectan con una faja para transportarlo. Por temas logísticos, no se puede llevar el cemento ni a 10 km porque el sobrecosto que eso genera ya no lo hace rentable.
Fosfatos
Pero la empresa no se queda ahí. Ya había anunciado desde hace un tiempo su nuevo proyecto de Fosfatos del Pacífico, en sociedad con la japonesa Mitsubishi. Dicho proyecto, que se realizará al norte del país, deberá tener listo en el segundo semestre los estudios de ingeniería.
¿La obra empezará en el 2016?
Por tramitología estamos bien. Pero esto es una sociedad y se tiene que tomar la decisión de inversión y que se asegure el financiamiento que pueda faltar, y mi idea es que la decisión se tome en el segundo semestre para empezar el otro año.
¿Cuánto tiempo demorará ejecutarlo?
De 36 a 40 meses. Es múltiple, porque están el puerto, carreteras, líneas de transmisión, la planta en sí que concentra el mineral de fosfato y la mina. A diferencia de la planta de cementos, es más complejo.
Invertir sí o sí
En uno de sus últimos diálogos con Gestión, Nadal indicó que la cartera de proyectos de inversión que manejaba la empresa ascendía a US$ 1,000 millones. El monto aún se mantiene, asevera el ejecutivo, y ello incluye la ambiciosa planta de Piura y Fosfatos del Pacífico, pero la inquietud es si en medio de esta coyuntura se invierte igual que antes.
Si hablamos del sector en general, ¿considera que hay espacio para que puedan llegar a competir nuevas empresas cementeras?
Las posibilidades siempre están ahí si alguien quiere invertir US$ 400 o US$ 500 millones para echar a andar uno.
El primer trimestre del año no fue bueno. ¿Cómo cree que termine el año?
Será un año complicado. No creo que el cemento crezca, se debería dar un rebote en el segundo semestre, pero no solo por un lado, esperemos que se aumente el nivel de gasto público.
¿Y ustedes cuánto crecerán?
El primer trimestre fue bien y seguirá bien, pero este será un año en el que se dependerá de lo que las empresas hagan por sí mismas, desde adentro, buscar eficiencias, y veremos qué empresas tiene esa capacidad.
¿Cree que hay una sobrerreacción de las empresas frente a la economía? Se dice que la competencia es menos agresiva, pero que hay temor de las empresas…
No lo creo así. Estamos inaugurando una planta de más de US$ 300 millones que se anunció en el gobierno del presidente Humala y se termina en el mismo gobierno, y viene Fosfatos. No es un tema de sobrerreacción. Si yo dejo de invertir me pasan por el costado y eso se siente en cualquier negocio. En el sector privado no hay una desinversión, no se han parado proyectos, tal vez alguno porque no es rentable.
¿A qué nivel ha bajado la inversión?
Los niveles de inversión privada del Perú siguen siendo altísimos, ya quisieran los vecinos de la región tenerlos. Claro, mejora EE.UU. y Europa pinta de nuevo y el capital va a otro país. Lo que es frustrante es crecer al 5% o 6% a sabiendas que se puede crecer más, pero eso es bueno.