Por Daniel Higa Harada

Muchas cosas han pasado recientemente por Jaguar. Tras la crisis del 2008, Ford tuvo que vender sus marcas extranjeras de lujo para enfocarse en su propio plan de renovación global, en una jugada maestra de su CEO, Alan Mulally, que evitó que la marca del óvalo se vaya a la quiebra, a diferencia de GM y Chrysler. Así, Ford vendió Volvo a Geely, mientras las marcas inglesas Land Rover y Jaguar fueron adquiridas por la india Tata Motors, que las agrupó en un solo conglomerado. Este ha crecido a paso firme desde la toma, inicialmente dolorosa para los ingleses pero satisfactoria en perspectiva, dado el actual desarrollo de estos dos iconos del automovilismo.

En aluminio
En medio de estos cambios, se gestó la renovación del tradicional XJ por uno completamente diferente. Gracias a la audacia y visión de Ian Callum, director de diseño de Jaguar, se presenta el tope de gama como uno de los autos más vanguardistas en la historia de la marca, pleno competidor en el segmento premium junto al Audi A8, el BMW Serie 7 y el Mercedes-Benz S.

El aluminio volvió a ser el protagonista indiscutible en la carrocería y en componentes que se combinan con magnesio y materiales composite en puntos estructurales para lograr una notable reducción de peso sin perder rigidez. En cuanto al diseño, Callum no quiso tener nada que ver con faros redondos ni acercamientos retro como los que intentó Jaguar hace una década.

El nuevo pincel guarda cierta reminiscencia histórica con el MK2 y al XJ original para no perder identidad, pero ofrece paso libre a unos faros llamativos, un capot grande y prominente, una línea de techo fluida como un coupé, y un remate posterior con pilotes que contienen 57 diodos cada uno dentro de un diseño que se extiende hacia los lados para crear un aspecto imponente y con un estilo propio.

Potencia a discreción
En motores, el XJ no escatima nada. Puede elegirse desde un V6 3,0 litros biturbo diesel a gusto europeo hasta un V8 de 5,0 litros sobrealimentado que entrega 510 caballos de potencia y logra una aceleración desde partida detenida hasta 100 km/h en tan solo 4,9 segundos y una máxima limitada electrónicamente a 250 km/h.
Pero como no solo de potencia se trata, sino también de cómo domarla, el XJ lleva una suspensión neumática que favorece un máximo confort y una gran maniobrabilidad.

Material noble
El interior de este Jaguar exuda lujo y estilo gracias a un diseño casi arquitectónico y al empleo de materiales de altísima calidad. El tablero se separa de la base del parabrisas con una larga franja de madera, la piel cubre cada superficie y la iluminación en azul baña suavemente todos los controles y botones. El selector de marcha no es una palanca, sino una perilla que emerge de la consola central al encender el auto, mientras que el panel de instrumentos cuenta con un cuadro de relojes virtual basado en una pantalla de alta definición para mostrar velocímetro, tacómetro, navegador y computador a bordo, según elección del piloto.

Este auto no solo tiene un equipo de sonido, sino todo un centro multimedia con pantalla táctil en el tablero. Este sistema cuenta con un disco duro de 30 GB para almacenar información del navegador y también música de hasta 10 CD en formato sin compresión para un sonido sin distorsiones.

Dos carrocerías están disponibles: la regular y otra de batalla larga, donde se amplía generosamente el espacio posterior. Esto permite elegir un paquete que incluye butacones reclinables, con función de masaje, apoyapiés en ángulo, monitores en la parte posterior de los apoyacabezas delanteros, bandejas plegables y la posibilidad de adelantar el asiento del copiloto con solo tocar un botón para gozar del máximo espacio y confort.

El lujo, la fuerte imagen y las grandes prestaciones de Jaguar no solo quedarán plasmadas en papel, sino que, a lo largo de este año, se podrán vivir en el Perú con el esperado ingreso oficial de la marca.