Por Stefano De Marzo
Cuando Jorge Melero aterrizó en el Perú en marzo del 2007 quedó gratamente asombrado del potencial turístico del país. Asumió la gerencia general de Libertador y, de inmediato, se elaboró un plan estratégico para ampliar el portafolio de la empresa. La mira estaba puesta en el segmento de lujo y la creciente demanda del sector corporativo.
En un lapso de cuatro años, inauguraron tres hoteles que han marcado hitos consecutivos en el sector hotelero peruano: Hotel Paracas Luxury Collection, en el 2009, Tambo del Inka Luxury Collection, en el 2010 y el Westin Lima, este último, el edificio con la mayor altura de la ciudad.
Melero venía de trabajar en el sector hotelero durante casi treinta años. Comenta que cuando laboraba en NH Hoteles, una de las cadenas más grandes de España, pasaron de tener diecinueve hoteles a casi 300 en el transcurso de una década. Está claro que los crecimientos vertiginosos no son ajenos a su trayectoria.
Luego de cuatro años, los tres destinos antes mencionados están en fase de consolidación y, desde el 2010, crecen anualmente en dos dígitos. El panorama estaba listo para la siguiente parte del plan. “La segunda fase era la renovación de los demás hoteles que teníamos en portafolio”, señala Melero. “Hemos visto que tanto el cliente peruano como el cliente internacional han evolucionado en la sofisticación de sus necesidades en hotelería”, añade, desde un amplio salón en el segundo piso del Westin, en San Isidro.
Upgrade turístico
El Palacio del Inka, ubicado en la ciudad del Cusco, acaba de ser renovado de manera integral con una ambiciosa inversión de US$ 15 millones. “Cusco estaba dentro de nuestro plan estratégico para darle un upgrade al hotel”, comenta el ejecutivo español sobre lo que ha significado llevar a este lugar a otra dimensión en el mundo hotelero.
“Se le ha hecho una profunda renovación para que pase de la marca Libertador a Luxury Collection”, añade. La nueva cara que ostenta hoy el Palacio del Inka es como si hubiera subido una estrella más en su oferta. Por su lado, el Libertador Arequipa fue renovado en sus habitaciones con una inversión de 2 millones de dólares que sirvieron para, asimismo, la construcción de un nuevo salón de convenciones adicional a los que ya tenía.
Las motivaciones fueron distintas en las dos plazas. “En Cusco, concretamente, se ha producido un fenómeno natural”, dice Melero. “Si vemos a lo largo de la historia, en los últimos diez años, la ciudad había tenido una oferta limitada de lujo”. Sin embargo, el flujo regional de turistas de este segmento ha aumentado de manera significativa, así como también “el número de estadounidenses, que siempre ha sido importante, se ha elevado”, añade. Sobre Arequipa, Melero considera que en los últimos cuatros años la región del sur se ha convertido en la locomotora del crecimiento en el país.
El siguiente en ser restaurado será el Libertador Trujillo para el que destinarán una inversión de US$ 1,4 millones. Luego se concentrarán en el Libertador Lima. “Consolidar la oferta que tenemos ahora y hacerla crecer”, repite Melero, para que quede claro.
Aunque también, “el foco es mirar la posibilidad de crecer más en Lima con hoteles que vayan direccionados al segmento corporativo para, posteriormente, empezar a mirar a provincias y dentro de ellas, las que tengan mayor desarrollo económico”, añade. A la marca Westin la proyectan al mediano-largo plazo en incursiones a las principales ciudades de la región. “En una siguiente etapa, probablemente tengamos la marca Westin como puntapié de crecimiento regional”, concluye.