Por Gonzalo Carranza
Hay cierta sensación de reivindicación en la voz de Victor Matta Curotto. Pesquera Exalmar, la empresa que preside y de la que es accionista mayoritario, no tuvo mucho para celebrar en el 2012. En marzo, tras una amarga discrepancia, fue expulsada de la Sociedad Nacional de Pesquería (SNP).
A finales de octubre, el Produce estableció la cuota de pesca de anchoveta más baja en una década. La acción de la empresa cayó 61% en el año. Sin embargo, en el verano del 2013, el sol parece volver a brillar para Matta Curotto: a mediados de enero, la empresa cerró una exitosa emisión internacional de bonos por US$ 200 millones.
“El libro de Exalmar tuvo una demanda de más de US$ 800 millones, conformada por más de 100 inversionistas de todo el mundo”, apunta Maria del Carmen Añorga, asociada de banca corporativa y de inversión de Citi, estructurador de la operación junto con Santander. Ello permitió cerrar la emisión con un yield de 7,5%, mejor a lo previsto inicialmente y muy favorable tomando en cuenta el intrincado sector en el que opera la empresa y su nivel de riesgo debajo del grado de inversión: B+ según S&P y B2 para Moody’s.
“Este resultado nos reconforta cuando recordamos lo que pasó con la SNP”, dice Matta, quien cree que la controversia fue uno de los factores que afectó la acción de Exalmar.
“Esta emisión es una muestra de que nuestra imagen de empresa responsable, que ha ido creciendo desde abajo, permanece incólume ante el mundo”, añade. Según Añorga, el 65% de la demanda vino de EE.UU. y de Europa, y el resto de inversionistas fue de América Latina y Asia. Por su parte, Matta revela que dos AFP, el BCP e Interbank se cuentan entre los institucionales peruanos que apostaron por la emisión.
Gira de convencimiento
El momento para salir al mercado no podía ser mejor para un emisor peruano, como lo demostró también la emisión de bonos por US$ 300 millones de Cementos Pacasmayo en febrero. Sin embargo, al inicio del proceso, Matta sentía preocupación. “A quienes compraron acciones de Exalmar no les ha ido bien y mi temor era que ello influyera en esta emisión”, dice.
Pero lo que preocupaba a los inversionistas visitados por la pesquera era el mínimo histórico de la última cuota de pesca. “Allí entró a tallar el roadshow”, recuerda Matta. “Yo tengo 40 años en la pesca, así que he pasado por todo: El Niño, años en los que no había veda, épocas en que no se respetaba la prohibición de pescar juveniles o que se pescaba con dinamita. Con esa experiencia, lo que tenía que comunicar era que la anchoveta no está colapsada y que tenemos un ente científico como el Imarpe que da la información sobre biomasa y las recomendaciones técnicas al Estado”, detalla.
Asimismo, Matta y su equipo gerencial transmitieron cómo usarían los fondos de la emisión: US$ 140 millones para mejorar su estructura de pasivos pagando un crédito sindicado obtenido hace dos años y US$ 60 millones listos en caja para sostener su crecimiento. “Esto nos permite seguir apostando por el consumo humano directo (CHD) y estar atentos a alguna oportunidad de compra de cuota de pesca adicional”, explica el empresario.
El objetivo de Matta es adquirir un 0,5% de cuota para sumar casi 7% y pasar del sexto al quinto lugar entre las pesqueras peruanas según su asignación. Sin embargo, una operación de este tipo no necesariamente se daría pronto, dados los precios actuales de alrededor de US$ 100 millones por punto porcentual de cuota. “Están por las nubes”, recalca el empresario.
En cambio, Matta habla con mucha más certeza de su apuesta por el CHD, a la que ya ha destinado una inversión de US$ 40 millones y a la que también podría dirigir fondos de la emisión. “La harina ya llegó a su madurez, así que nos estamos enfocando en nuestras plantas de CHD en Paita y Tambo de Mora”, dice. La primera ya procesa pota, perico y calamares, abastecida por pesqueros artesanales. Mientras tanto, la planta de Tambo de Mora, procesará desde marzo 575 TM diarias de jurel y caballa obtenidas por seis embarcaciones industriales. Una parte de esta producción será exportada a África en forma de congelados.
A Matta también le atrae el negocio acuícola en Chile y el del atún en Ecuador. Su meta es que el CHD represente el 20% de su EBITDA, un plan que las clasificadoras de riesgo miran con beneplácito, pues ayudaría a mitigar la concentración de la empresa en el volátil mundo de la harina de pescado. Tal vez el mercado de renta variable también cambie su mirada de la acción de Exalmar cuando se concreten estos planes.