Paulo Rivas Peña
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Karen Rojas Andia
karen.rojas@diariogestion.com.pe
El déficit de banda ancha en el Perú está frenando la capacidad que tiene el Internet para convertirse en un elemento democratizador, o sea, un medio que haga posible escuchar diferentes voces y no solo aquellas que pertenezcan a capitales de departamentos.
Esa brecha queda reflejada en la última Encuesta Nacional de Hogares (ENAHO), la cual indica que solo el 25.5% de viviendas cuentan con conexión a Intenet, a nivel nacional; la cifra baja a 8% en áreas rurales. Miguel Ugaz, experto en comunicación estratégica, señala así que, en medio de esas condiciones, es complicado asegurar que Internet sea una plataforma inclusiva en Perú.
De esa manera, admite que mientras un ciudadano habite en una zona donde haya acceso a banda ancha tendrá la facilidad de utilizar la red para estudiar, informarse y entretenerse, no obstante, sin esa herramienta solo sería un “excluido más” en el entorno 2.0.
“Hasta que no solucionemos los problemas de banda ancha, es difícil hablar de ‘poder’ en Internet, es difícil que ocurran fenómenos que lleven a Internet a convertirse en ese elemento democratizador que debería de ser. Lo que estamos haciendo es replicar el modelo excluyente del offline al online”, advierte.
Por ese motivo, sustenta que las figuras presentes en el Mapa del Poder en la Red, una iniciativa que busca identificar a las personas más influyentes del Perú en Internet, poseen un “poder relativo debido a que (el mapa) está cerrado, quizás, a aquellos lugares donde hay mayor acceso a Internet”.
El también blogger de Gestión.pe considera que esa ‘exclusión online’ queda en evidencia porque son pocos los blogueros o tuiteros influyentes que habitan en provincias. “¿Dónde está el blogger de Cajamarca que nos cuente cuál es la sensación de esa población ahora que Conga está paralizado?, ¿dónde están los blogueros de Moquegua para que informen lo del volcán Ubinas?”.
Así, contar con una “conexión decente a Internet” contribuiría a que ciudadanos de distintas zonas del país puedan darle un uso intensivo a la red, incluso para poner sobre la mesa asuntos vinculados al servicio social. Para Ugaz, lo riesgoso de esa brecha es pensar que “el Perú se reduce a nuestro timeline”.
“Y eso es algo que ocurrió en las últimas elecciones”, recuerda, cuando uno de los candidatos presidenciales, Pedro Pablo Kuczynski, aseguraba que mantenía ventaja en base a la respuesta que recibía en Facebook y Twitter. “Me da temor que estemos replicando ese escenario excluyente en algo que tiene que ser eminentemente democratizador” -manifiesta-.
De modo que un Internet más inclusivo daría luz verde a un acercamiento entre empresas y ciudadanos de zonas no urbanas, lo cual contribuiría incluso amainar cierto tipo de conflictos, más allá de emplear la red como un medio informativo. “Internet podría servir para desmitificar muchas de las taras que se le atribuye a la minería, por ejemplo. En caso de bloqueo de carreteras, la red permitiría que las empresas lleguen a una población determinada para dialogar”, puntualiza.