Tokio (AFP).- Carlos Ghosn, el hombre fuerte de Nissan durante 16 años, decidió apartarse de la dirección del constructor japonés para concentrarse en la alianza entre Renault y Mitsubishi Motors, que quiere convertir en líderes del mercado mundial del automóvil.
Las tres compañías forman parte de una misma alianza y tienen participaciones cruzadas.
El franco-libio-brasileño de 62 años cederá así la dirección ejecutiva de Nissan a su sucesor designado, Hiroto Saikawa, pero seguirá siendo presidente del consejo de administración, indicó el jueves el constructor japonés.
En ese puesto “continuaré supervisando y guiando la empresa”, dijo a través de un comunicado. Las acciones de Nissan en la bolsa de Tokio a penas reaccionaron al anuncio (-0,58% al cierre).
En paralelo Carlos Ghosn seguirá siendo el consejero delegado del constructor francés Renault y mantendrá su puesto de director del consejo de administración de Mitsubishi Motors.
“Llega un momento en que hay que saber pasar el relevo a otro. Siempre dije que quería que un japonés fuera mi sucesor y hace años que preparo a Saikawa-san” dijo Ghosn en la sede de Nissan en Yokohama, en las afueras de Tokio, en declaraciones a la agencia Bloomberg.
El cambio, que será efectivo en abril, es una pequeña revolución para Nissan y el resultado de un proceso que empezó en octubre, cuando Mitsubishi Motors se unió a la alianza Renault-Nissan.
Hiroto Saikawa, que está en el grupo desde 1977, fue entonces ascendido a consejero delegado y a partir de abril ocupará sólo el cargo.
“El señor Ghosn estará al mando de tres máquinas [Nissan, Renault y Mitsubishi], tiene mucho trabajo encima de la mesa, y Nissan es quizá la máquina que mejor funciona mientras que las otras todavía necesitan su ayuda”, dijo a la AFP Christopher Richter, analista del sector del automóvil en Tokio para CLSA.
Ghosn llegó a Japón en 1999, enviado por Renault, con el objetivo de poner en pie a Nissan (152.000 empleados) y en 2001 fue nombrado consejero delegado.
Apodado “cost killer” (“asesino de costes”), logró transforma un grupo que estaba a punto de quebrar en una compañía muy rentable, con una facturación anual de cerca de 100.000 millones de euros anuales, lo que ha suscitado admiración en Japón.
Incluso Akio Toyoda, el responsable de Toyota, su mayor rival, le rindió un homenaje este jueves y esperó poder seguir “beneficiándose de su fuerza para el bien de la industria del automóvil”, según la agencia Jiji.
Ghosn quiere ahora dedicar más “tiempo y energía para gestionar la evolución estratégica y operativa de la alianza así como su expansión”, indicó Nissan.
En Japón, Ghosn intentará volver a poner en pie Mitsubishi Motors (30.000 empleados), que el año pasado se vio inmerso en un escándalo de fraude.
Y en Francia seguirá manteniendo la gestión de Renault (120.000 empleados) con el objetivo de alcanzar una facturación de 70.000 millones de euros en 2022.
Según Richter, su sueño es llevar a esta alianza de constructores automóviles creada en 1999 al liderazgo mundial del sector aunque no es su prioridad.
La alianza entre Nissan y Renault, que también incluye al constructor ruso Avtovaz (Lada), alcanzó ventas de casi 10 millones de vehículos en 2016 (9,86 millones), acercándose al estadounidense General Motors (10 millones de vehículos) pero por detrás de Volkswagen (10,3 millones de unidades) y Toyota (10,18 millones).
La alianza está formado con participaciones cruzadas: Renault tiene un 43,4% de Nissan, que a su vez posee el 15% de la compañía francesa. Por su parte Nissan tiene el 34% de las acciones de Mitsubishi, que le aseguran un estatuto de accionista de referencia.