(Bloomberg).- Al amanecer en Madrid el miércoles, Ana Botín emprendió la decisión más audaz de su gestión de casi tres años como presidenta de Banco Santander SA, el mayor banco de España.
Botín, más conocida por acumular capital y hacer hincapié en el crecimiento interno que en hacer acuerdos, emuló el ejemplo de su difunto padre. Ella aceptó adquirir Banco Popular Español SA —que estaba cerca de la quiebra— por el precio de remate de 1 euro, a la vez que absorbió los 37,000 millones de euros (US$ 42,000 millones) de activos improductivos que abatieron a su rival.
La adquisición, que coronó dos tumultuosas semanas mientras reguladores en Madrid y Fráncfort trabajaban para rescatar a Popular, abrió un nuevo capítulo para la descendiente de la dinastía bancaria más influyente de España. Mostró que Botín puede tener una afición por una gestión audaz que su padre Emilio usó para convertir Santander en una potencia en la banca mundial.
Ángel Berges Lobera, socio fundador de AFI, consultora con sede en Madrid, quien sigue la banca española, dijo que aunque hace dos años Botín dijo no al crecimiento inorgánico, ahora el banco está haciendo justamente eso. “Pero si encuentras una buena oportunidad en tu puerta trasera y es barata, y puedes hacer un favor al Gobierno, entonces no lo dejas pasar”, dijo.
La adquisición aporta a Santander unos 4 millones de clientes y 34,000 millones de euros en préstamos al corriente a pequeñas y medianas empresas, el tipo de negocio de alto margen que Botín ha seguido en su plan de crecimiento. El acuerdo también convierte a Santander en el número uno indiscutible en su mercado nacional por depósitos y préstamos.
“Esto tiene mucho sentido estratégico”, dijo Botín, de 56 años, a Bloomberg. “Complementa nuestra franquicia en España y Portugal, y seremos el primer banco en España para pequeñas y medianas empresas con una cuota de mercado de alrededor de 24 por ciento. Y en Portugal nos convierte en el primer banco privado”.
Las acciones de Santander subieron 3.5% a 5.95 euros para el mediodía el jueves, tras caer 0.9% el día anterior, una reacción positiva considerando que el banco planea pedir a los accionistas 7,000 millones de euros para reforzar sus colchones de capital mientras asume la deuda incobrable de Popular.
A diferencia de algunos bancos que se extendieron demasiado durante el descontrolado mercado inmobiliario de España a principios de la década del 2000 y fueron rescatados, Popular rechazó la ayuda estatal en el 2012 a pesar de una prueba de solvencia que mostró un déficit de capital. Incluso después de recurrir a los accionistas tres veces para buscar fondos durante cinco años, por un total de 5,500 millones de euros en capital, la acumulación de deudas incobrables terminó por abrumar al banco.
Santander fue invitado el martes a participar en una subasta por Popular, y se enteró a las 6:00 de la mañana del día siguiente que adquiriría el banco, dijo Botín. Ella no recibió “absolutamente ninguna presión” de funcionarios gubernamentales o de supervisión bancaria, agregó. Un oficial de prensa de Rajoy se negó a hacer comentarios.
La transacción también constituye la primera vez que el Mecanismo Único de Resolución de la Unión Europea utilizó su autoridad para encargarse de la caída de un banco importante. El que lo haya hecho tan rápido y sin efectos colaterales para el resto del sector bancario de la eurozona fue elogiado por observadores.
Sin embargo, persisten los retos, especialmente en Italia, en donde los reguladores y banqueros están luchando para implementar los procedimientos de resolución de la eurozona para rescatar a bancos en problemas como Banca Popolare di Vicenza SpA y Veneto Banca SpA.