Madrid (AFP).- Las autoridades españolas amenazaron este lunes con aplicar sanciones a la compañía de bajo coste Vueling después de la cancelación de decenas de vuelos desde el jueves que provocaron un caos en el aeropuerto de Barcelona en inicio de vacaciones.
“Un suceso como este no le puede salir gratis a nadie”, declaró el lunes la ministra de Fomento Ana Pastor, planteando la apertura de un proceso de sanción.
Los dirigentes de la compañía, la principal operadora del aeropuerto de Barcelona, fueron convocados por el ministerio y las autoridades catalanas.
El lunes por la mañana, la situación parecía estar en fase de estabilización según Vueling, que solo registró dos anulaciones sobre 700 vuelos en total, una conexión ida y vuelta entre Bruselas y el aeropuerto de Barcelona El Prat, su base principal.
Una portavoz interrogada por la AFP no fue capaz de asegurar si se preveían más cancelaciones durante el día ni la cifra exacta de vuelos cancelados desde el jueves.
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El sábado y el domingo se anularon más de treinta vuelos con destinos europeos y españoles y muchos otros fueron desviados u operaron con largos retrasos, según la web de Vueling.
Según la prensa española, más de 8.000 pasajeros quedaron afectados, generando enormes colas de viajeros en las oficinas de la aerolínea, muchos de ellos lamentando la falta de información.
El director comercial de Vueling, David García, aseguró este lunes en la radio Cadena Ser que una huelga de controladores aéreos el 28 de junio en Francia, una de sus principales destinaciones, fue “la raíz principal” de sus dificultades porque la compañía intentó recolocar a sus clientes en otros vuelos ya llenos.
Vueling, creada en 2004 y filial de IAG (que también posee British Airways o Iberia entre otros) transportó en 2015 casi el 37% de los pasajeros que transitaron por El Prat y un total de 24,8 millones de pasajeros, un incremento del 15% anual, según su informe anual.
Estos problemas llegan justo cuando España, tercera destinación turística mundial, comienza la temporada alta con probabilidades de batir un nuevo récord de visitantes atrayendo a los turistas que evitan otras destinaciones mediterráneas ahora consideradas demasiado peligrosas por el riesgo de atentados.