(Bloomberg) – El máximo ejecutivo de Boeing Co., Dennis Muilenburg, llamó al presidente electo Donald Trump y al Congreso de Estados Unidos a asegurar que compañías estadounidenses tengan las herramientas necesarias para competir en una economía global: desde un código tributario reformado hasta un apoyo financiero de parte del moribundo Export-Import Bank estadounidense.
Para Boeing, con sede en Chicago y el mayor exportador estadounidense, esas herramientas implican un código tributario reformado, un sistema de comercio global justo, cambios regulatorios que faciliten cerrar ventas en defensa para el extranjero y la reapertura del ex-im Bank para negocios, señaló Muilenburg.
Estados Unidos tiene que seguir desempeñando un papel clave en lo referente a acuerdos de comercio globales, sostuvo Muilenburg. Trump se comprometió durante su campaña a retirarse del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP, por sus siglas en inglés) y criticó el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN, por sus siglas en inglés), señalando que el pacto con Canadá y México ha mermado los empleos.
“Si no lideramos en lo referente a la redacción de estas reglas, nuestros competidores las escribirán para nosotros”, advirtió Muilenburg. “Para Boeing, eso podría derivar en costos más altos, trastornos en la cadena de suministro y regulaciones que disminuyan nuestra capacidad para vender productos en el mundo”.
Muilenburg dijo que Boeing estaba preocupada por la retórica anticomercio proclamada por republicanos y demócratas durante el reciente ciclo de elecciones. Cerca del 75% de las órdenes pendientes del fabricante de aeronaves – una cifra récord – corresponde a clientes extranjeros, mientras que en el 2000 esa cifra era del 35%. Alrededor del 90% del total de la fuerza laboral de Boeing y el 80% de sus proveedores se encuentran en Estados Unidos.
“Nuestro negocio prospera con comercio global libre y abierto”, afirmó Muilenburg, y agregó: “Eso definitivamente crea empleos en la industria manufacturera estadounidense”.
El ex-im bank, que ayuda a financiar las compras de bienes estadounidenses por parte de clientes extranjeros, se ha mantenido efectivamente cerrado para negocios por más de un año porque no tiene el quórum de directores necesarios para aprobar el financiamiento de ventas sobre US$10 millones. El Senador estadounidense Richard Shelby, un republicano de Alabama y opositor al banco, ha bloqueado las nominaciones para el directorio de la institución criticándolo como “bienestar corporativo” para empresas como Boeing y General Electric Co.
La reautorización para el banco fue aprobada por una súper mayoría del Congreso estadounidense el año pasado, “lo que solo viene a hacer más frustrante la actual falta de quórum en el directorio”, dijo Muilenburg.
Advirtió que compradores internacionales de bienes hechos en Estados Unidos, desde tractores hasta aeronaves, pueden irse a una de las docenas de otros países que ofrecen crédito para la exportación, lo que costará empleos a Estados Unidos.
El mes pasado, la Casa Blanca pidió al Congreso que hiciera partir la agencia crediticia como parte de una medida de gasto provisoria necesaria para mantener el gobierno abierto después del 9 de diciembre