La venta de sus centrales en Chile y Perú, donde tiene unos 930 MW instalados, en un solo paquete sería una de las alternativas que la estadounidense Duke Energy estaría barajando para desprenderse de sus activos en esta parte de la región.
La firma, que ya anunció que venderá la mayor parte de su negocio de generación fuera de EE.UU. para concentrarse en el área regulada, se encuentra en conversaciones con varios actores, aunque aún no hay claridad sobre cuánto demorará el proceso de enajenación de los activos, que incluye también sus operaciones en Centroamérica.
La semana pasada, el presidente ejecutivo y CFO de la eléctrica, Steven Young, señaló a inversionistas que “estamos recopilando datos, hablando con los compradores interesados y avanzaremos en los próximos meses para trabajar con ellos y seguir el progreso de salir de nuestro negocio internacional”, dijo.
Según señalan fuentes, en el caso de Chile, las ofertas se presentarían en las próximas semanas.
El proceso de venta de los activos está a cargo del banco de inversión JP Morgan, y la estadounidense espera recaudar entre US$ 1,600 millones y US$ 1,900 millones por las operaciones.
La fórmula con la que venderá sus centrales no está cerrada, señala otra fuente, ya que también se estudia la posibilidad de desprenderse de las operaciones por separado, e incluso, las centrales una a una.
Duke ingresó al mercado chileno en el 2012 tras comprar los activos de la fallida Campanario en US$ 86.6 millones a Southern Cross y Gasco, la que pasó a llamarse Yungay. Más tarde adquirió las centrales hidroeléctricas Peuchén y Mampil, parte del complejo hidroeléctrico Duqueco a CGE, la que era controlada en ese minuto por las familias Marín, Hornauer y Pérez Cruz. En total, la estadounidense tiene 380 MW instalados en Chile, y en algún momento planeó duplicar esa cifra, proyecto que hoy está detenido.
En total, la firma invirtió unos US$ 500 millones en los activos, pero en el mercado estiman que podría recibir hasta 20% menos este proceso. ¿La razón? El precio al que adquirió, especialmente los hidroeléctricos, habría sido “caros”, y hoy su valor sería menor.
En el caso de las centrales hidroeléctricas, la firma pagó US$ 415 millones por los 140 MW instalados, y según estiman en el mercado, estos tendrían hoy un valor entre US$ 320 millones y US$ 350 millones. En el caso de la central Yungay (240 MW), el valor de la unidad termoeléctrica, que puede operar con diésel y gas y es utilizada como unidad de respaldo para el sistema, sería de unos US$ 60 millones. En ambos casos, la operación deberá considerar la deuda dentro del precio final.
En Perú, la firma también participa en el negocio de transmisión eléctrica y gas natural.
Diario Financiero de Chile
Red Iberoamericana de Prensa Económica (RIPE)