Paulo Rivas Peña
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Karina Montoya Guevara
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“Culturalmente, somos muy pegados al consumo a través de bodegas. El peruano tradicionalmente tiende a comprar en los negocios que están cerca a su casa”. Néstor Ramírez, director comercial de Shock Marketing, describe así la situación de las bodegas frente a la expansión de los supermercados: no han desaparecido y parece que tampoco corren el riesgo de hacerlo en el futuro.
En la capital, detalló, debe haber entre 75 mil y 85 mil bodegas, cifra que a nivel nacional sería el doble. Y si bien algunas de estas podrían haberse visto afectadas por los supermecados, particularmente por su ubicación, el mercado de las bodegas se mueve al ritmo de la expansión de Lima: algunas cierran y otras se inauguran anualmente.
Pero Ramírez admite que “las bodegas tienen que competir con el supermercado y tienen que aplicar otras estrategias para poder sobrevivir”. De hecho, indicó que los bodegueros ya han tomado conciencia de ello y han empezado a invertir más en la presentación de sus anaqueles, y en capacitarse, porque no ven su negocio como un medio de subsistencia, sino como una empresa que necesita crecer.
Consumo segmentado
“Los productos que se compran en la bodega son los de compra por impulso: la golosina, la gaseosa, cerveza, el cigarro tienen comercialización por este canal. Pero las compras más planificadas, como el arroz o fideos, se dan en los mercados de abasto. Por el volumen se obtienen precios más bajos y la gente opta por este canal”, señaló el ejecutivo.
Además, si bien en diez años el número de supermercados se ha triplicado, “el volumen de facturación en la categoría de consumo masivo es mucho mayor en las bodegas que en los supermercados. Las bodegas tienen una penetración del 100% mientras que los supermecados son el 25% en Lima”, agregó.
También destacó otros detalles que hacen de las bodegas un refugio particular de los consumidores. “La familiaridad del bodeguero también es importante. El ‘fiado’ que dan los bodegueros no lo da el supermercado, salvo que sea por una tarjeta de crédito”, precisó.
El ingreso de los peruanos también juega un rol importante: percibir dinero diariamente fomenta el consumo diario, mientras que los supermercados, donde la gente hace compras planificadas, necesita de consumidores con ingresos mensuales.