El dinero que mueven los productos falsos en el mundo equivale al PBI de Austria o la suma de la riqueza de Irlanda y la República Checa: 408,000 millones de euros (US$ 458,000 millones), y las mercancías pirateadas ya representan el 2.5% del conjunto de los intercambios comerciales, da cuenta el diario español La Vanguardia, que cita un informe conjunto de la OCDE y de la Oficina Europea de la Propiedad Intelectual (Euipo), organismo europeo con sede en Alicante.
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Indica que el 5% de las importaciones que llegan a la Unión Europea son bienes falsificados y suman unos 85,000 millones de euros (US$ 95,418). La penetración de los productos falsos en Europa es, en proporción, el doble que en el resto del mundo.
Un estudio anterior de la OCDE había estimado el peso de la falsificación en las importaciones mundiales en una cifra más modesta, unos 177,000 millones de euros (US$ 198,693 millones). Esto significa que el valor de los bienes pirateados se ha más que duplicado en cinco años.
“Los titulares de los derechos, los gobiernos y la economía formal en su conjunto sufren pérdidas económicas y sociales. Estas cifras dan a entender el poder financiero de las redes criminales detrás de este comercio ilegal, que se ha convertido en la mayor amenaza para cualquier economía moderna basada en el conocimiento”, reza el informe.
China es el país que produce más copias ilegales. Pero los expertos de la OCDE y de la Euipo advierten que cualquier economía emergente de renta media puede desempeñar un papel importante en las falsificaciones porque sólo se necesita un mínimo de infraestructura, capacidad productiva y una legislación deficiente en propiedad intelectual.
El viaje de las mercancías falsificadas es largo y complejo. El estudio ha identificado algunos hubs, o puntos de tránsito intermedios, como Hong Kong y Singapur. Países como Afganistán o Siria también entran en esta ruta, a causa de su debilidad política y legal.
Las marcas más copiadas son Nike, Ray-Ban, Louis Vuitton y Rolex. Algunos consumidores pueden adquirir bienes falsos creyendo que son auténticos. La mercancía parece igual a la original (aunque no lo es) y el precio, muy similar. Es un claro ejemplo de fraude. Otros en cambio buscan copias a conciencia porque quieren aprovecharse de precios más bajos y de unos productos que no distan demasiado del original, aunque se note la diferencia.