La adjudicación de la concesión de la Línea 2 del Metro de Lima por un consorcio que incluye a dos empresas españolas fue una noticia muy bien recibida por un sector construcción español que está saliendo de la crisis, según un artículo publicado por The Financial Times.
La semana pasada, el contrato de 35 años para construir, mantener y operar dicha línea fue adjudicada al Consorcio Nuevo Metro de Lima que está integrado por las empresas constructoras españolas ACS y FCC.
“Su participación en este proyecto de US$ 5.5 mil millones fue un impulso bien recibido por un sector que sigue luchando, teniendo en cuenta que construcción fue la industria más afectada de España durante la crisis financiera, y recién ahora está empezando a recuperarse y tomar riesgos”, dijo Sarah Gordon, editora de asuntos comerciales de Europa para The Financial Times.
La adjudicación del contrato del Metro de Lima fue el último de una serie de acontecimientos positivos para FCC, que ha sido un caso emblemático durante la recesión española, según escribe Gordon en su columna.
La compañía con sede en Barcelona por poco fue derribada al inicio de la crisis -recordó la editora-, no sólo a causa de la casi desaparición del sector construcción en España, sino también porque operó bajo una carga de deuda de US$ 11.1 mil millones.
Pero a pesar de aún estar registrando grandes pérdidas como resultado de constantes amortizaciones (US$ 2.08 mil millones el año pasado, según anunció la firma en febrero), FCC recibió un voto de confianza hacia el futuro cuando Bill Gates y George Soros entraron como accionistas en diciembre del año pasado.
La firma también ha logrado refinanciar US$ 6.2 mil millones de la deuda, la mayor parte del pasivo afectado, en una exitosa operación que fue ampliamente percibida como un signo de recuperación del sector corporativo español.
Sin embargo, los elementos del acuerdo deben ser una señal de alerta, no solo para FCC sino para el resto del sector corporativo de Europa. La deuda de FCC se ha refinanciado en dos tramos: uno de US$ 4.18 mil millones y el otro de US$ 1.87 mil millones. Este último tramo se puede convertir en acciones nuevas al momento de su vencimiento.
Esta estructura es lo primero que debe hacer preocupar a los accionistas, pues no solo corren el riesgo de diluirse si FCC no puede pagar el segundo tramo, sino la dilución será más grande que la cantidad del préstamo, ya que incluye un componente de pago en especie, o PIK, lo que significa que el interés se capitaliza y se añade al principal.
Los préstamos PIK son siempre un signo de que los prestamistas exigen incentivos para soltar dinero. Ellos surgieron regularmente en los días previos a la crisis mientras las empresas españolas se llenaron de deudas inasequibles para financiar una expansión poco realista.
En segundo lugar, la cuenta de intereses va a ser enorme. La tasa de interés en el primer tramo se eleva a 4 puntos porcentuales por encima del nivel de referencia europeo para el tercer año, pero, en el segundo tramo, que comenzará a los 11 puntos porcentuales por encima del Euribor y se eleva a 16% en el cuarto año.
Según explica Gordon, FCC admite que el acuerdo no va a bajar su carga de intereses en absoluto, y está destinado sólo para proporcionar un respiro en cuanto a la estructura de vencimientos de su deuda. Pero esto sólo se ha extendido por cuatro años hasta 2018.
Lo que demuestra este refinanciamiento es que FCC sigue bajo presión financiera extrema, y que incluso las más grandes empresas españolas todavía tienen dificultades para acceder a créditos asequibles.