Por Stefano De Marzo
A diferencia de la integración vertical que han experimentado las aseguradoras al adquirir clínicas, existen instituciones que han preferido enfocar su servicio con mayor énfasis en la atención al paciente y sus necesidades de salud. No obstante, hay que señalar que entre las actividades económicas, la salud es una de las que conlleva mayores riesgos.
Por un lado, porque se trata de manera directa con seres humanos que llegan a las clínicas sintiéndose nada bien. Por ello que la actividad apunta a estar revestida del máximo cuidado en seguridad, la que se logra con nada menos que calidad. Estos dos conceptos deben ir de la mano con la mejora de la atención y el crecimiento de la infraestructura en clínicas privadas.
Ya en el 2008, un estudio de Arellano Marketing daba cuenta de que el crecimiento económico del país se iba traduciendo en una mayor demanda de servicios privados de salud en Lima, con lo cual la oferta, sin titubear, no le perdió el paso. En los últimos años, las principales clínicas del país se han propuesto, mediante inversiones, expansiones y planes estratégicos, ofrecer servicios de calidad a esa clase emergente que empieza a demandar más y mejor salud en sus vidas.
“Definitivamente, el crecimiento económico del país hace que la gente vaya subiendo el escalafón”, señala Gonzalo Garrido Lecca, gerente general de la Clínica Anglo Americana. Es una característica de la salud a nivel mundial que, al ser una necesidad con una oferta limitada, siempre tiene una demanda ilimitada. Por lo tanto, se generan barreras de acceso: la del sector público, que se da por capacidad instalada; y la del sector privado, que se da por el pago. “De esta forma, solo el crecimiento económico del país va a ayudar a las personas a atravesar la barrera económica. Por eso empezamos a recibir mayor cantidad de atenciones en el sector”, añade Garrido Lecca.
Enfoques estratégicos
Con la proyección de un importante incremento de la demanda para los próximos años, la Clínica Anglo Americana amplía su infraestructura con un ambicioso plan. Luego de conseguir la acreditación de la Joint Commission International -la cual los certifica a estándares internacionales de calidad- están enfocados en ampliar sus instalaciones de San Isidro en un 50% de su capacidad instalada.
“Construiremos un nuevo pabellón con 33 habitaciones que nos llevarán a tener más o menos 100 camas en total”, señala Garrido Lecca. “En realidad, la clínica cuenta con todo un proyecto que va de acá a diez años en los que estamos tratando de crecer hasta alrededor de las 300 camas”, añade.
Por otro lado, el Complejo Hospitalario San Pablo se planteó invertir 65 millones de dólares en clínicas nuevas entre el 2012 y 2015. Según el gerente comercial del complejo de clínicas, Manuel Marroquín, esto respondería a que vienen creciendo de manera mensual en un 20% y proyectan que el crecimiento de este año se perfile alrededor del 18%.
Su estrategia de expansión para los años siguientes pasa por “consolidar nuestra presencia en Lima con clínicas de atención ambulatoria, de emergencia y cirugía de día, sin hospitalización, que trabajen un sistema de referencias con nuestras clínicas de alta complejidad cercanas para casos que se tenga que hospitalizar”, señala Marroquín. “En provincias, el esquema es similar con clínicas muy importantes en ubicaciones centrales, como Trujillo, Arequipa y clínicas pequeñas en provincias cercanas”, añade.
Las clínicas de día y las de alta especialización revelan su valor como complementos perfectos a los servicios de emergencia y hospitalización. En el caso de la Clínica Anglo Americana, apunta a que su local de La Molina sea un satélite orientado a lo que es la cirugía de día. “San Isidro va a continuar siendo de capa compleja y en La Molina vamos a incrementar la capacidad ostensiblemente”, comenta Garrido Lecca.
Por su lado, San Pablo ha virado su atención a la alta especialización de su oferta. “Estamos incursionando en ese mercado, habiendo iniciado con la Clínica Chacarilla un servicio orientado a la rehabilitación integral de todas las especialidades como medicina física, rehabilitación neurológica, medicina deportiva, etc.”, comenta Marroquín. “El siguiente proyecto es una gran clínica mujer-niño con todas las especialidades y subespecialidades necesarias”, añade.
Del mismo modo, la Clínica Limatambo, propiedad de la familia Malpartida, planea contar con siete sedes para el 2019. En noviembre de este año iniciarán la construcción de una clínica en San Isidro en un terreno de 1.200 m2 en la avenida Guardia Civil con una inversión de 20 millones de dólares para enfocarla a atender cirugías de día que se espera estará lista para el 2015. Adicionalmente a esto, han adquirido un terreno en Lima Cercado para construir una clínica más. Para este año proyectan facturar 60 millones de soles, 45% adicional a lo registrado en el 2012.
Sedes interconectadas
Del mismo modo que San Pablo está inaugurando en estas semanas una clínica de alta complejidad en San Juan de Miraflores, otras instituciones han puesto la mira en distritos de Lima Sur y Norte. Por un lado, la Clínica Ricardo Palma cuenta desde el 2006 con un centro médico en el Centro Comercial Plaza Lima Sur y otro en Comas desde hace más de una década.
La institución se encuentra en un proceso de innovación tecnológica e informática para impulsar una mejor calidad de servicio. Con un Sistema de Información Hospitalario que alineará el proceso general de la atención al cliente con el proceso administrativo, se pretende mejorar en el proceso de toma de decisiones. Además, invirtieron 1.5 millones de dólares en infraestructura de servidores y equipos de comunicación para hacer uso de un sistema de Historias Clínicas Digitales.
Ampliar la atención en Lima también ha sido determinante en la expansión de la Clínica Good Hope, institución que llevará su oferta médica a Chosica (Lima Centro) y Carabayllo (Lima Norte). Hace poco menos de un año inauguraron la torre de 16 niveles que se ubica contigua a su tradicional sede de Malecón Balta, en Miraflores. El proyecto hospitalario significó una inversión de 21 millones de dólares y tiene como valor agregado la vista al mar de las habitaciones. Esta última característica la convierte en pionera en Sudamérica adoptando tendencias de hotelería hospitalaria.
Frente al incremento de la demanda de una clase emergente que ha triplicado sus gastos de salud en los últimos cinco años, la competencia es feroz. Las empresas amplían su oferta y calidad en la atención. Sin embargo, entre todos hay consenso generalizado en un punto: que el crecimiento sea en beneficio de la población.