La vida de José Luis Agüero ha girado en torno al transporte. Hoy trabaja en Copa Airlines, pero ya desde hace más de treinta años le apasionan las bicicletas y las motos, especialmente.
Por ello (entre otras razones), decidió mudarse junto a su familia a Pachacámac, donde practica motocross sin problemas, pese a haber sufrido varios accidentes a lo largo de su vida.
¿Cómo nació la pasión por las motos?
Yo he hecho motocross toda mi vida, desde los 8 o 9 años. No es que a mi papá le gustara esto, pero al menos me llevaba a los skateparks de Miraflores. Entonces también me gustaban las motos, pero no me compraban una porque lo veían peligroso.
¿Hoy cuántas motos tiene?
Tres en mi casa: una de paseo y otras dos solo de complemento.
¿Cada cuánto practica este deporte?
Antes era todos los sábados. Lo hacía entre las 8 a.m. y las 2 p.m., pero hoy, por mis hijos, he bajado el ritmo, pues ellos demandan tiempo que yo disfruto. Ahora, la ventaja es que ya no necesito una carreta para jalar la moto desde Lima hasta el sur. Este ya no es un problema.
¿Por qué no?
Porque ahora vivo en Pachacámac. Decidí mudarme ya hace cuatro años y medio. Vivir acá es como un sueño cumplido.
¿Y no es un problema vivir tan lejos de su oficina?
Creo que si sabes manejar bien todos los horarios y las distancias, no hay problema. Yo suelo despertarme a las 5:30 a.m. y llegar a golpe de las 7 a.m., y puedo avanzar tranquilo el trabajo.
¿Una de las razones de su mudanza fue el motocross?
En parte sí (risas). Acá prendo mi moto y me voy, pero en Lima era todo un tema. Igual ya no salgo tanto. La gente que hace moto está más en el sur, no tanto en Pachacámac, pero cuando puedo ir con un amigo, lo hago.
¿Ha sufrido algún accidente haciendo motocross?
Sí, he tenido varios accidentes y me han puesto yeso. Uno de los peores ocurrió en el 2008. Me disloqué el hombre y el húmero se me rompió como en cinco partes. De hecho, mis primeras entrevistas en Copa Airlines debí pasarlas usando un cabestrillo.
¿Qué sucedió?
Me puse a saltar entre unos cerros de San Bartolo y Pucusana, y un mal cálculo me ganó sin darme cuenta. Se me dislocó el hombro y tuve que ponérmelo en el lugar en el mismo momento. Y el húmero lo tenía roto también. Pasó con una moto lineal.