¿Petroperú debería comprar la refinería La Pampilla de propiedad de Repsol?
Uno de los objetivos de Petroperú es garantizar al país el abastecimiento de combustibles, como una forma de seguridad energética. Pero en la refinería La Pampilla, mi opinión es que Petroperú no debe invertir. Mejor sería que se asocie con una empresa privada, preferentemente de capitales nacionales, porque hay grupos nacionales interesados en el tema.
¿Cómo quedaría Petroperú en este modelo?
Petroperú sería el operador y el control lo tendría el capital privado. Eso evitaría la figura de tener un monopolio estatal en la refinación de combustibles. Aunque otra refinería muy importante, y que no es estatal, es la que está en Pisco y procesa los líquidos de Camisea. Además, el Estado no tiene por qué poner dinero en algo que no es estratégico.
¿Qué tanto riesgo hay en que se forme un monopolio?
Es solo una figura. El petróleo se rige por precios internacionales y se le carga el margen refinero. De ahí van a resultar los precios de los combustibles. Si hipotéticamente quisieran elevar los márgenes, el mercado respondería con la importación. El riesgo va en el otro sentido, de que se reduzcan los márgenes por debajo de lo conveniente. Por ello es preferible que Petroperú participe como operador, junto con el capital privado.
¿La Pampilla no califica como un buen negocio?
La refinería estaría obligada a hacer inversiones en plantas de desulfurización, porque ya hay una obligación de que los productos refinados no tengan un contenido de azufre mayor a cincuenta partes por millón y en el futuro será de cinco partes por millón. Además, en La Pampilla hay pasivos y entiendo que existen deudas. Y el margen refinero está controlado por el mercado: no les deja mucha opción. La Pampilla no aparece como un buen negocio.
¿Mejor sería comprar la cadena de 270 grifos y no La Pampilla?
Para mí, el esquema es ‘carne va con hueso’, donde la carne son los grifos y el hueso es la refinería. El Gobierno también tiene el objetivo de que los precios de los combustibles sean razonables. Precios que reflejen una competencia, que no es la situación que existe en el país. En Perú el galón de gasolina cuesta unos 6 dólares y en Estados Unidos solo 3 dólares, teniendo una mejor calidad. Si bien los impuestos del Perú son más altos, no se justifica esa diferencia.
Entonces, si Petroperú puede tener acceso a un mayor número de grifos, ello representaría una mayor presencia a nivel de comercialización, lo que podría traducirse en precios más justos y equitativos para el consumidor. Allí está el beneficio. El otro esquema con precios muy altos es que el Estado comience a controlar los precios y allí sería peor el remedio que la enfermedad.
Se habla que no es rentable comprar los grifos. ¿Qué opina?
Es bien difícil de pensar que no fuera un gran negocio. No hay forma de perder. Creo que allí el propósito básico es cómo el consumidor pague un precio justo. No se olvide que a través de los años los precios de los grifos jamás bajaron. El petróleo siempre se cotizó en dólares. Hace siete años estábamos a S/. 3.50 por dólar y ahora estamos casi S/. 2.50: el sol se ha apreciado 40% en valor. Los combustibles deberían haber bajado, porque los impuestos no han variado. Pero nada.
¿No abría las puertas para controlar los precios con subsidios?
Creo que los precios deben tener márgenes más razonables. Si el libre mercado no es capaz de hacerlo, la única forma sería con una regulación, pero quizá la compra de la cadena de grifos sea una forma de no fijar precios y sea el mercado a través de Petroperú quien los establezca.
No se trata de subsidios, porque son peores. Eso es como resolver el dolor con anestesia: el dolor y el mal siguen, pero uno ya no se da cuenta. Lo que sí se debe generar son valores razonables. ¿Cómo obtenerlos? Es difícil, pero regular los precios sería una mala medida.