(Bloomberg) Mientras que el nuevo reglamento para viajes a Estados Unidos ha sumido a varios de los grandes aeropuertos de este país en el caos, abogados de algunos viajeros que son residentes legales por largo tiempo señalan que el gobierno los ha instado a renunciar a su estatus como requisito para reingresar al país.
Esto figuró entre las novedades más curiosas de un fin de semana en que una orden del gobierno de Trump que restringe el ingreso a Estados Unidos mereció el rechazo del exterior y furiosas protestas en el país.
El documento oficial estadounidense, Formulario 1-407, “Récord de abandono de estatus de residente permanente legal”, fue distribuido en diversas aeronaves que aterrizaron este fin de semana en el Aeropuerto Internacional de Los Ángeles (LAX), afirmó Rachel Odio, una abogada de inmigración en el estudio de abogados pro bono Public Counsel.
Otros viajeros vieron el formulario después de haber sido detenidos en el aeropuerto por empleados de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP), agregó la abogada.
Public Counsel brindó asistencia a unos 50 viajeros detenidos en LAX desde que se emitió el viernes la orden ejecutiva de Trump. Varios tribunales federales posteriormente restringieron de forma temporal la plena aplicación de la prohibición a medida que se presentaron denuncias de inconstitucionalidad.
Una vocero de CBP no devolvió de inmediato una llamada para conocer sus comentarios sobre el tema
“Es absurdo. No existe fundamento legal para eso”, señaló Odio respecto de la solicitud para renunciar a la residencia. Dado que muchos de los formularios están siendo firmados “bajo coacción” en salas de aeropuerto aisladas y sin acceso a familia, representación de abogado o incluso comida, “definitivamente hay un sólido argumento en cuanto a que la firma ha sido sin consentimiento”.
Buscan claridad
Trump impuso la prohibición de viajar a personas de siete naciones predominantemente musulmanas: Irán, Irak, Libia, Somalia, Siria, Sudán y Yemen.
La política no incluyó a varias naciones vinculadas con anteriores ataques terroristas a Estados Unidos o donde las compañías de Trump hacen negocios, incluidas Egipto, Pakistán o Arabia Saudita.
El lunes, Trump intentó atribuir la agitación a un desperfecto técnico en Delta Air Lines Inc., aunque éste tuvo lugar dos días completos después de que su orden fuera emitida y de que comenzaran las protestas. Delta no respondió a las consultas de Bloomberg respecto del comentario del presidente.
La Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA) dijo que la orden ejecutiva “impuso cargas adicionales a las aerolíneas para que cumplan con requerimientos que no están claros”, junto con imponer costos y multas. IATA busca “claridad” de parte del gobierno de Estados Unidos.
“Asimismo, instamos a todos los gobiernos a proporcionar suficiente coordinación por adelantado de los cambios en los requisitos para ingreso, de manera que los viajeros puedan entenderlos claramente y las aerolíneas puedan implementarlos de manera eficiente”, manifestó en un comunicado la entidad con sede en Ginebra.
La vocera de Lufthansa, Christina Semmel, indicó que los cambios en las condiciones para viajar solo provocaron “algunos casos registrados” por lo cual la aerolínea no había permitido a un cliente viajar a Estados Unidos.
“A los clientes que han sido afectados por estas regulaciones se les ofrece una nueva reservación sin costo o se les ofrece un reembolso completo”, escribió ella en un correo electrónico.
Una vocera para la aerolínea con sede en Nueva York British Airways, Michele Kropf, comentó que ninguno de los pasajeros de la compañía había visto negado el derecho a ingresar a Estados Unidos a raíz de la orden.
Emirates, que dijo haber cambiado parte del personal de vuelo para cumplir con los requerimientos de Estados Unidos, está ofreciendo opciones de reembolso y nueva reserva de viaje para las personas afectadas.
En un comunicado, Air France manifestó que se vio “obligada a desembarcar a 15 pasajeros” de naciones sujetas al decreto de Estados Unidos, mientras que KLM informó de siete pasajeros el sábado que no pudieron volar a Estados Unidos.
“La principal preocupación de Air France es proteger a sus clientes, inclusive de las posibles consecuencias al llegar a un país a donde no están autorizados para ingresar, y limitar la inconveniencia causada a ellos por la decisión de autoridades estadounidenses”, señaló la aerolínea.
KLM, su empresa de transporte hermana que pertenece al mismo grupo, expresó “lamentar la inconveniencia causada a sus pasajeros que se vieron enfrentados a este repentino cambio de circunstancias”.