Abbott y Alere tendrán que seguir en la mesa de negociación

Los dos fabricantes de dispositivos médicos se han enfrascado en una guerra de palabras (y de demandas) durante meses por su fusión pendiente.

Ha pasado mucho tiempo desde febrero, cuando el CEO de Abbott, Miles White, recién anunciaba la compra de Alere.
Ha pasado mucho tiempo desde febrero, cuando el CEO de Abbott, Miles White, recién anunciaba la compra de Alere.

(Bloomberg Gadfly).- ¿Por qué Abbott Laboratories y Alere Inc. no pueden congeniar?

Los dos fabricantes de dispositivos médicos se han enfrascado en una guerra de palabras (y de demandas) durante meses por su fusión pendiente. Abbott no quedó satisfecho con que su objetivo de adquisición de US$ 8,400 millones retrasara reiteradamente sus declaraciones reglamentarias y se convirtiera en sujeto de múltiples investigaciones por parte del gobierno. Mala suerte, dice Alere, que pretende obligar a Abbott a cerrar el trato a como dé lugar y a evitar que las amenazas reportadas lleguen a niveles extremos que podrían matar el acuerdo.

Ha pasado mucho tiempo desde febrero, cuando el máximo responsable ejecutivo de Abbott, Miles White, recién anunciaba la compra de Alere: “Me pregunto por qué no nos esforzamos para concretar esto cuanto antes”. Las fusiones y adquisiciones son complicadas. Pero ambas partes tienen algo que perder al dirimir en la corte. Una solución mejor será sostener un diálogo sincero sobre una renegociación del precio.

Las cosas tuvieron un giro positivo esta semana, con la aceptación de Alere de presentar los archivos relativos a las investigaciones de sus prácticas de venta en el extranjero y asuntos de facturación en Estados Unidos. La medida pondría fin a la demanda que Abbott presentó a principios de este mes donde acusaba a Alere de ocultar dicha información. El intento de Alere para forzar a Abbott a seguir adelante con la compra sigue pendiente, pero posiblemente las empresas puedan aprovechar estos avances en la negociación para lograr un mayor acercamiento.

Alere pareciera estar en cierta posición de ventaja debido a las dificultades inherentes para demostrar un cambio material adverso que podría permitir que Abbott se retirara del acuerdo de fusión. Los tribunales no han tendido a favorecer a los adquirentes en este tema y existen factores específicos en contra de Abbott.

En primer lugar, aunque el alcance y el número de las investigaciones del gobierno que apuntan a Alere han aumentado, Abbott estaba consciente de los problemas subyacentes generales cuando acordó realizar la adquisición. Aunque Abbott manifestó “preocupaciones significativas” en relación a las investigaciones en curso, el hecho no la detuvo de elevar su oferta dos veces después de iniciar el proceso de diligencia debida.

Muchas de estas investigaciones son eso simplemente, investigaciones, que no han demostrado ningún tipo de irregularidades hasta la fecha. Podría haber multas o todo podría quedar en nada. La excepción más importante a esto es la declaración de Alere, a principios de este mes, que señaló que su división de diabetes había sido retirada del programa de salud Medicare en medio de acusaciones que la responsabilizaban por la muerte de 211 personas. Esto es real y resultará potencialmente en un golpe financiero para la compañía.

Alere puede seguir argumentando que el impacto general no es tan significativo –el negocio del diagnóstico de la diabetes solo representó una fracción de sus ganancias en los nueve meses que terminaron el 30 de septiembre– pero, sin lugar a dudas, esta decisiva mala noticia debilita su posición. También está asumiendo un costo cercano a US$ 90 millones en relación al retiro de ciertos dispositivos solicitado por la FDA.

Alere aún tendría que ganar una batalla en la corte, pero los inversores que elevaron las acciones a su mayor repunte este año estarían dispuestos a sacrificar unos cuantos dólares a cambio de certeza. Antes de la publicación de la noticia que señalaba la aceptación de Alere de presentar los documentos a Abbott, las acciones del fabricante de pruebas médicas cotizaban por debajo de su precio al momento del acuerdo de la firma en febrero.

Bajar la oferta de Abbott de US$ 56 por acción a, digamos, US$ 51 o US$ 52 daría a los accionistas una prima superior a 30 del precio intacto de la compañía. Las empresas de dispositivos médicos se han vendido en valoraciones más altas, pero Alere es más una compañía que requiere reparaciones que un juguete nuevo y un precio en dicho rango implicaría un múltiplo no tan mezquino.

También vale la pena que Abbott intente llegar a un acuerdo en este punto. Luchar para que Alere se aleje sería dejar a la compañía con la obligación de pagar grandes multas financieras y sin un negocio que el máximo responsable ejecutivo White una vez señaló como “un ajuste perfecto que llega a buena manos”.

Alere ya no sería tan valiosa como lo fue alguna vez para Abbott, pero tampoco es despreciable. Se espera que el acuerdo sume más de 20 centavos a las ganancias por acción de Abbott hacia el 2018 y que produzca más de US$ 500 millones en sinergias hacia el 2019. Probablemente, tales beneficios aún existen en gran medida y serían aún más atractivos si tuvieran un menor precio.

Idealmente, Abbott habría tenido que pensar mucho antes sobre los inminentes inconvenientes de Alere, pero en este momento, ambas empresas quizá opten por solucionar todo de la mejor manera posible.

​​Esta columna no ​refleja ​​necesariamente ​la opinión de Bloomberg LP y sus dueños.

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