Cuando los integrantes de un grupo de trabajo, además de colegas, son amigos contribuyen a mejorar la productividad dentro de su equipo, ya que las personas pueden concretar sus objetivos laborales al sentirse apoyadas por quienes las rodean.
En esa misma línea, contar con personas de confianza en el trabajo también conduce a compartir ideas e incluso proponer soluciones ante determinados incovenientes que puedan surgir.
“Cuando estás frustrado o las cosas han ido mal, es bueno desahogarse con alguien que sea un confidente”, indica el psicólogo Rob Yeung, director de la consultoría de liderazgo Talentspace, en información recogida por CNN Expansión.
Sin embargo, las amistades en el trabajo pueden orginar problemas cuando nace la sensación de que hay mayor favoritismo hacia determinados compañeros.
Estas situaciones tienen lugar, principalmente, al momento de tomar decisiones, ya que estas pueden molestar o incomodar a algunos integrantes de la oficina.
La tración también puede surgir cuando alguien con actitudes negativas busca aprovechar la confianza que se le brinda al interior de un equipo de trabajo.
“Si el amigo dice: ‘Cometí un error y no deseaba que esto ocurriera’, es una cosa, pero si fue intencional o con malicia, entonces fractura inmediatamente la confianza”, explica la directora de la consultoría iOpener, Jessica Pryce-Jones, quien considera que en casos de una posible traición es mejor “jugar al largo plazo” puesto que dicha persona no esperará mucho tiempo para reincidir en lo mismo.
Al mismo tiempo, encuentre la manera de informar a sus demás colegas sobre lo que sucedió.
A tomar en cuenta
De acuerdo a las fuentes consultadas por el referido portal, formar una amistad genuina es más importante que entablar una relación cercana con la “gente adecuada”.
“No se puede ser cínico y sólo utilizar a los amigos para avanzar en la profesión”, señala Ekow Eshun, socio de la consultora cultural Bug.
En cuanto a las redes de contactos (netwoking), Eshun sostiene la importancia de la calidad sobre la cantidad. Es decir, la clave radica en aprovechar de manera adecuada la información que puedan ofrecer los miembros de una red.