A nivel mundial cada vez más empresas ofrecen la recompensa del tiempo antes que un ascenso o la retribución. ¿Es esto real en un mercado que exige dedicación las 24 horas?
El tiempo libre es ya una moneda común en muchas empresas que desean recompensar a sus profesionales de manera diferente y efectiva. Y esto se da en un entorno laboral cada vez más flexible que huye del presentismo y de la idea de que hace falta estar en la oficina. La búsqueda de la eficacia y de los resultados y esta posibilidad de utilizar el tiempo como fuente de motivación y satisfacción frente al sueldo o los ascensos choca, sin embargo, con la exigencia de una dedicación de 24 horas que también se está volviendo más común.
La evaluación de los profesionales y la retribución asociada se relacionan con la consecución de resultados, pero sólo se puede dar más libertad en la autogestión del tiempo en determinadas funciones y sectores. Esa autogestión puede ofrecerse allá donde sea fácil establecer objetivos claros y donde sea posible medir los resultados, como es el caso de aquellas empresas en las que se trabaja por proyectos.
La socia directora de la española Grow, Montse Ventosa, se refiere a la paradoja del rendimiento. “Parecer que estás muy ocupado no equivale a ser más productivo”. También habla del desgaste de las relaciones personales cuando asegura que “vivir una vida sin estar presente es casi como no vivirla y genera un deterioro de las relaciones personales, un distanciamiento y una desconexión que redunda en una falta de contacto auténtico”.
A esto añade el crecimiento limitado. “No dedicar el tiempo suficiente a uno mismo, a prestar atención al presente, a la esfera personal, inhibe el crecimiento personal e implica un desaceleramiento del crecimiento profesional”.
Nuevas fórmulas
A los años sabáticos hay que añadir las posibilidades de escoger las vacaciones que se deseen sin pedir permiso; la autogestión del tiempo libre; las “trabacaciones”, que mezclan vacaciones y trabajo; o los nuevos conceptos de conciliación -más bien de integración- que propugnan nuevas fórmulas para hacer compatible la vida profesional con la personal.
El último modelo de recompensa temporal es el que se conoce como Me days o Me time (tiempo para mí), y que significa, literalmente, ofrecer días libres pagados, aparte del tiempo establecido para las vacaciones.
Los empleados de LinkedIn cuentan con los InDays, y los de G Adventures tienen garantizado un día pagado al año para su desarrollo personal. Algo parecido a lo que hace la compañía de software Qlik Technologies Inc., que denomina a esta fórmula de recompensa temporal 24-For-U, y que también pretende desarrollar el conocimiento y la carrera personal de sus beneficiarios. Hay quien habla de “días para el branding personal” y, en general, estos días libres persiguen impulsar la creatividad y la motivación de los empleados.
Montse Ventosa recuerda que “ni siquiera en estos tiempos el salario es lo más importante. Aunque el dinero constituye uno de los básicos no es el factor de motivación fundamental, porque el 30% de las personas prefiere sentirse parte de un proyecto profesional que les une, y sólo un 4% -cuando se le pregunta por qué cambiaría de trabajo- asegura que sería por el salario”.
En tanto, Ovidio Peñalver, socio director de Isavia de España, opina que en general, que a uno le ofrezcan tiempo libre es positivo, aunque hay que tener en cuenta algunos factores: uno de ellos es la retribución: “Si ésta te permite ahorrar, puedes aprovechar el tiempo que se te brinda, pero si tu salario es bajo, hasta puede resultar perjudicial, porque no tienes dinero para gastar”.
Diario El Observador de Uruguay
Red Iberoamericana de Prensa Económica (RIPE)