*Cristina Simeón *
Profesora del IE Business School
¿Cómo imagina a un verdadero líder en el mundo de los negocios actual? En general, el modelo que nos viene a la cabeza es el de una persona enérgica, altamente sociable, capaz de dirigirse a grandes auditorios y convencerles de sus ideas con arrolladora persuasión.
Es cierto que algunos personajes como Steve Jobs se revelaron en su momento como grandes líderes sin cumplir este estereotipo, pero parecen ser más la excepción que la regla. ¿Se puede ser un buen manager con una personalidad introvertida?
En primer lugar, tenemos que desmontar prejuicios sobre la verdadera naturaleza de este rasgo de personalidad. La extroversión no es sinónimo de habilidades sociales, ni la introversión de timidez. Las diferencias se entienden mejor desde la perspectiva de cómo “cargamos las pilas” cada uno de nosotros y cómo nos nutrimos de energía.
Personalidades
Un extrovertido cansado, tras un largo día, querrá tomarse una copa con sus compañeros, compartir unas risas o ver en compañía alguna competición deportiva. En la misma situación, un introvertido (entre los que me cuento) preferirá arrebujarse en el sofá de su casa con un buen libro, organizar una cena tranquila con unos pocos amigos o dar un paseo conversando con su pareja.
Pero esto no significa que esta persona no tenga la capacidad de dirigir equipos con eficacia, o de participar de forma eficaz en eventos sociales que impliquen interacción con clientes o colegas.
De hecho, algunos tests de diagnóstico muy extendidos como MBTI (Indicador Myers-Briggs) parten de la base de que estos rasgos son muy situacionales, y que el contexto nos fuerza a desplegar determinados comportamientos que nos hacen parecer más extrovertidos cuando no lo somos.
De hecho, los estudios que se realizan sobre el impacto de la introversión / extroversión en el éxito como managers señalan que son otra serie de competencias, que se engloban bajo la llamada “inteligencia emocional”, las responsables de este éxito.
Y la inteligencia emocional no guarda relación con el hecho de que alguien sea más o menos introvertido, sino con que posea cinco grandes habilidades: autoconocimiento, autocontrol, motivación, empatía y habilidades sociales.
Parecería lógico pensar que los introvertidos tienen más facilidad para desarrollar las dos primeras, mientras que los extrovertidos son más propensos a ejercitar las dos últimas, así que podemos dejarlo en empate.
Mientras que los introvertidos tenemos la ventaja de la reflexión y la serenidad –cualidades que cada vez se valoran más en el mundo de los negocios– lo cierto es que también podemos hacer un despliegue de influencia social para tener éxito en lo empresarial… simplemente nos cansa mucho más.