Semanas laborales que duren tres días y jornadas de once horas. Esa es la propuesta que el multimillonario mexicano Carlos Slim defiende desde hace cierto tiempo.
El empresario considera que, de tal manera, los profesionales podrían dedicar sus cuatro días de descanso a nuevas creaciones y complementa la idea sosteniendo que las personas deberían así jubilarse entre los 70 y 75 años.
Más de un especialista coincide con la idea expuesta por Carlos Slim. Andrés Wiechert, socio consultor de Equation Partners, sostuvo en conversación con el diario La Tercera de Chile que, efectivamente, “se requiere un cambio profundo en los patrones de trabajo, migrando hacia jornadas de trabajo más flexibles y una mayor cantidad de trabajadores a tiempo parcial.”
Y es que el rápido avance de la tecnología y, por ende, la multiplicación de los dispositivos móviles; los costos de los desplazamientos; los altos precios de los espacios de trabajo y, con ello, los costos que demanda mantener esos recintos, etcétera, son factores que invitan a repensar en nuevos enfoques que puedan traducirse en la aplicación de nuevos patrones de trabajo.
Pero, ciertamente, las condiciones laborales están experimentando en la actualidad un cambio. Las nuevas generaciones que se van insertando en el mercado laboral están demostrando que necesitan más participación, una relación más horizontal con sus superiores y, por tanto, menos jerarquía, más acción y menos órdenes.
Las organizaciones, de hecho, están intentando adaptarse al nuevo entorno. Ese cambio cultural ya está ocurriendo y está relacionado incluso con los horarios de trabajo.
Y es que ahora las empresas están dando paso a la flexibilidad. Los gerentes valoran más que sus empleados cumplan con ciertos objetivos porque consideran que la eficiencia no está determinada por el cumplimiento de horarios rígidos.
Ello genera ciertos beneficios, de acuerdo a los especialistas consultados por La Tercera, porque las medidas antes mencionadas reducen los niveles de estrés, propician el aumento de la innovación, contribuyen a una mayor eficiencia en el uso de los recursos y generan una mejora en la productividad.
Para Rodrigo Saa y Christian Weldt, profesores de eClass y socios de EspacioVE, los empleados con patrones de trabajo ajustados a sus requerimientos muestran más emociones positivas, lo que se traduce en aumentos de productividad de hasta 50% en labores de servicio y hasta 10% en tareas productivas repetitivas. En efecto, una mejora en términos de satisfacción desemboca también en un mejor clima laboral.
Si bien el desafío de implementar nuevos patrones de trabajo puede beneficiar también a los colaboradores adultos, es complicado aplicar ese mecanismo a todos los sectores sin distinción.
Cada uno de éstos tiene su propia particularidad. De tal manera, el rubro de servicios requiere, por citar un ejemplo, una mayor cubertura horaria.