El riesgo de sufrir un infarto aumenta en un 25% durante el primer año después de haber perdido un empleo y se incrementa de forma proporcional si se sufren otros despidos o ceses laborales, de acuerdo a un estudio realizado con más de 13,000 individuos en Estados Unidos.
Los resultados arrojaron que los ataques al corazón son más comunes (27%) entre los recientemente desempleados, mientras que dicha posibilidad incrementa a 63% entre aquellas personas que perdieron cuatro o más empleos.
En cuanto a las personas desempleadas en edad adulta (entre 50 y 60 años), el referido riesgo también incrementa en la misma magnitud que el relacionado con el hábito de fumar.
La investigación denominada Archives of Internal Medicine también señala que aquellas personas que se retiran de la actividad laboral por voluntad propia no corren el riesgo de padecer un infarto.
Según los especialistas, el estrés podría tener relación con este tipo ataques, por lo que se requieren mayores investigaciones para determinar dicho vínculo.
Por su parte, la Fundación Británica del Corazón asegura que el estrés no es causa directa de enfermedades del corazón, aunque podría contribuir al riesgo de una persona, informó BBC Mundo.
Respecto a las personas estudiadas en la referida investigación, aquellas que fumaban, tenían sobrepeso o hacían poco (o nada) de ejercicio mostraron más probabilidades de tener un infarto.
Entre los fumadores, las probabilidades de sufrir un infarto es de 44%, puntualiza el estudio.