En el entorno empresarial cambiante, el líder no solo debe garantizar el alto rendimiento del equipo, desarrollar habilidades en las personas que dirige o delegar responsabilidades con efectividad, porque los empleados necesitan sentirse seguros y protegidos sobre todo en momentos de crisis.
Los colaboradores no querrán trabajar en modo de supervivencia y por lo tanto desearán formar parte de una cultura donde puedan asumir sus roles sin temor de perder sus puestos. El líder es el encargado de transmitir esa seguridad, por lo que deberá mantener la compostura y no caer en estado de pánico.
Aquí siete maneras en que el líder puede responder a momentos llenos de presión, de acuerdo a Forbes:
No tiene que permitir que sus emociones supongan un obstáculo.
Los líderes experimentados saben que no deben actuar cuando sus emociones están a flor de piel. Procuran controlarse al máximo, si la empresa atraviesa momentos difíciles. Tienen autocontrol emocional. E incluso su lenguaje corporal no los traiciona. Los líderes de carácter fuerte pueden expresar su preocupación sobre algo, pero no dejan que sus emociones se interpongan en el camino de alcanzar soluciones.
Las cosas no hay que tomarlas personalmente.
Esto no debe ocurrir cuando las cosas no salen de la manera esperada. El líder tiene que mantener la calma y no ponerse a la defensiva. Esa actitud le permitirá mantener la compostura y hacer que los demás crean que tiene las cosas bajo control. De hecho, no actuar con la cabeza fría solo sofocará el lado racional del líder y su capacidad de tomar decisiones cruciales.
Mantener una actitud mental positiva.
Los empleados están viendo siempre las acciones de su líder: comportamiento, relaciones con los públicos de interés y conducta en general. Durante tiempos de crisis, los líderes deben mantener una actitud mental positiva y desarrollar una estrategia de comunicación para que los empleados no perciban un alto nivel de incertidumbre, que podría poner en peligro sus puestos. Una actitud positiva puede neutralizar el caos.
No dejarse atrapar por el miedo.
Durante tiempos de incertidumbre, los líderes deben proyectar una personalidad fría que refleje su capacidad de mantener la serenidad ante todo. Si la cabeza de la empresa comienza a temerle demasiado a las circunstancias adversas, no solo se colocará en una posición de vulnerabilidad, también le será difícil actuar de forma racional y objetiva. Cuando una persona entra en pánico, su mente simplemente se congela y no puede actuar como debería.
Hay que responder con firmeza.
Los líderes que no pierden la compostura hablan con convicción, confianza y autoridad. Eso propicia que los trabajadores tengan la sensación de que las cosas no se saldrán de control.
Es necesario rendir cuentas.
Si es usted el líder, significa que ha tomado la decisión de asumir una serie de responsabilidades. Eso implica tomar las medidas necesarias para resolver problemas antes de que la situación se salga de sus manos. Cuando el líder asume la responsabilidad, comienza a neutralizar el problema.
Actuar como si ya se hubiera estado allí.
Los grandes líderes saben que una de las maneras más eficaces para mantener la calma en momentos difíciles es la de actuar como si hubieran estado allí antes. Los líderes que actúan para demostrar que han pasado antes por un proceso de resolución de problemas en numerosas ocasiones son los que tienen una fuerte presencia ejecutiva. Ellos son capaces de acercarse a la materia que los ocupa de manera racional.