La mayor parte de lo que hacemos en un día determinado está dictado por la costumbre, o lo que Caroline Arnold llama “piloto automático”. La clave para cambiar los comportamientos arraigados, en su opinión, es alterar nuestro piloto automático cada vez un poco más, usando microrresoluciones.
Del libro de Arnold, ‘Small Move, Big Change: Using Microresolutions to Transform Your Life Permanently’, Fortune recoge siete pasos:
1. Las microrresoluciónes deben ser fáciles. La mayoría de las resoluciones no duran porque son demasiado grandes y vagas. En lugar de ello, comienza con un cambio discreto en el comportamiento que haga una diferencia.
En lugar de resolver estar en mejor forma, por ejemplo, decide algo limitado y alcanzable, como caminar al trabajo un día a la semana. Una vez que has estado haciendo esa sola cosa durante un tiempo será más fácil tomar otras decisiones para tu bienestar físico.
2. Una microrresolución es una acción explícita y medible. Si, por ejemplo, resuelves reaccionar menos a la defensiva a la retoalimentación no tan positiva en el trabajo, tendrás que pensar en las circunstancias concretas en las que te pones a la defensiva, la forma que toma tu actitud defensiva, y qué mensaje explícito puedes enviarte a ti mismo para detenerlo. En otras palabras, entre más específica sea tu resolución, más eficaz será.
3. Una microrresolución paga por adelantado. Si la resolución da frutos sólo después de meses de esfuerzo y tú renuncias antes de tiempo, terminas con las manos vacías. Recibir ‘un pago’ por adelantado -o sea, cada vez que tengas éxito en una tarea que te has fijado- te dejará con ganas de lograr tu próxima microrresolución y su recompensa.
4. Una microrresolución es personal. Olvídate de las resoluciones que reflejan lo que otra persona piensa que debes hacer. Para ser eficaz, una microrresolución debe estar diseñada para ti, por ti, con base en la observación de tus propios hábitos, actitudes y situaciones.
5. Enmarca tu microrresolución de forma positiva. La mayoría de nosotros preferiría seguir una directriz positiva que una negativa. Sea cual sea tu resolución, colócala en términos que te motiven, no que te desanimen o que te hagan sentir despojado de algo.
6. Una microrresolución responde a un disparador. Debido a que gran parte de nuestro comportamiento ocurre en respuesta a los disparadores de nuestro entorno, la clave para cambiar cualquier cosa es reconocer esos disparadores y sacarles el máximo provecho.
7. Haz sólo una o dos microrresoluciones por ahora. Limitar tus resoluciones garantiza que tengas la atención y la resistencia para proseguir con un cambio de comportamiento hasta que se vuelva piloto automático. Tan pronto como uno de tus propósitos sea sólido y no sea agotador mantenerlo, puedes empezar a trabajar en uno nuevo.