En las series, como en el trabajo, la elección de los personajes es fundamental. Elegir personalidades que se complementen, evolucionen y compartan es crítico si buscas el guión perfecto.
¿Has sentido alguna vez que tu jefe se comporta como ‘Tywin Lannister’, de ‘Juego de Tronos’? ¿o que tus compañeros podrían formar parte de una serie de televisión de éxito?.
Le proponemos realizar un ejercicio en su oficina cuyos resultados pueden sorprenderlo. Primero eche un vistazo a su alrededor para que pueda identificar las características de sus compañeros.
Seguro que alguno de ellos le recuerda al insaciable y ambicioso Donald Draper, protagonista de Mad Men, o a Walter White de Breaking Bad, cuya metamorfosis a lo largo que la serie deja al descubierto su lado más oscuro; o a Frank Underwood, el personaje que interpreta Kevin Spacey en House of Cards: un animal político, manipulador, mentiroso e hipócrita, atributos que definen a los profesionales tóxicos.
El éxito de estas series de televisión reside en un buen guión y, por supuesto, en unos personajes que evolucionan, se complementan y dan vida a una historia. Un argumento que, con el permiso de la ficción, se puede trasladar al entorno laboral.
Marta Romo, socia directora de Be-Up, explica que hay que tener en cuenta el perfil de competencias, conocimientos, indagar sobre su idoneidad y afinidad respecto al objetivo que van a compartir, y la personalidad. “Eso sí, la diversidad que provocan los caracteres complementarios ha de ser gestionada. Si no, se transformará en conflicto”, señala.
La experta en gestión de personas confiesa que los detonantes que anticipan un comportamiento o un desenlace en la ficción “es un conflicto, es decir, intereses o necesidades contrapuestas”.
Clara Gavilán y Ulises Bermejo son guionistas de series de televisión y reconocen que los eneatipos se utilizan como punto de partida para crear los personajes, pero en función del género -comedia familiar, drama, fantástico, etcétera- se opta por personalidades más marcadas.
“Los vago son arquetípicos en los scketches, mientras que en los dramas de varios capítulos que requieren un desarrollo argumental más complejo, se dota a cada uno de ellos de cualidades contradictorias. No son eneatipos puros, tienen parte de todos ellos”, apunta Bermejo, quien está trabajando en Rabia, una serie que se estrenará en las próximas semanas.
Los guionistas resaltan la necesidad de un equipo compensado para realizar su trabajo: creativos puros, capacidad asociativa y también analítica, “alguien que me tire por tierra las tramas”, afirma Bermejo.
Y es el éxito de sus creaciones las que sirven de punto de partida o de espejo de los expertos en gestión de personas. Javier Cantera, presidente de Grupo BLC, sabe que “uno de los elementos fundamentales para crear un equipo es la diversidad y son las series de más éxito las que explotan este filón.
Personajes que se relacionan en distintos contextos y divulgan un mensaje, como Modern Family o Los Simpson. Esta variedad de situaciones enganchan y pueden servir de ejemplo para configurar escenarios o comportamientos que resultan inadmisibles en el entorno laboral”.
Los malos y los buenos seductores
Entre los eneatipos más tóxicos que pueden amenazar el equilibrio en un equipo de trabajo, Begoña Puente, profesora de dirección de personas y organización de Esade Business School, destaca “aquel que no coopera con los demás, tanto desde la tarea como desde la relación. Por ejemplo, el perfeccionista. Éste no comparte la tarea ni la relación, es individualista.
El mediador puede aportar oportunidades de mejora. Pero no es tan fácil destacarlos, ya que depende del momento en el que se encuentre el equipo, puede ser adecuado que se accione”.
Como amalgama de personalidades José Luis Gugel, director y fundador de The Key Talent, pone como ejemplo a los protagonistas de La Guerra de las Galaxias. “El equipo perfecto, por ejemplo los Jedi, es aquel que cubre las cuatro necesidades del negocio: la analítica -Yoda- que representa la capacidad de diagnóstico-; la relacional -Obi Wan-, impacto e influencia con equipos y terceros-; la de acción -Han Solo-, el que toma las decisiones-; y, por último, la emocional -Anakin-, la energía un salario emocional”.
Una vez más la diversidad, en la ficción y en la realidad, garantiza el éxito. José María Gasalla, profesor de Deusto Business School, explica que “en un equipo se buscan esterotipos que contrasten en su emocionalidad, capacidades y visión de la realidad para que sea más eficiente”.
Menciona además otros valores como la actitud, la flexibilidad, la confianza y la autoconfianza como ingredientes básicos en la selección de personas: “Esto se inspira a través de comportamientos y no de palabras, es algo que se percibe”.
El papel del líder también es esencial. En los equipos de trabajo es el responsable el que lleva la batuta y debe dirigir la orquesta. En las series, suele ser el personaje sobre el que recae el mayor peso de la trama.
Marta Díaz Barrera, fundadora de Talentoscopio, admite que si tuviera que crear una plantilla basándose en la sociedad que plantea Juego de Tronos, “sería muy complicado reservar un espacio a Tywin Lannister, el patriarca de la saga, que está convencido de que el mundo está a sus pies y trata de forma despiadada a todo aquél que se mueve a su alrededor.
El perfil contrario lo encontramos en Daenerys Targaryen, una gran defensora de las causas sociales que está convencida de que el mundo tiene que cambiar”. El papel del líder está muy relacionado con las actitudes, comportamientos y motivaciones del equipo. “No existe liderazgo sin motivación, como tampoco sin fomento de la colaboración.
Además, es vital que sepa ver qué puede dar de sí cada persona y defina unos objetivos que todos integren como propios. Un ejemplo que encontramos en la película de 2009 dirigida por Clint Eastwood, Invictus”.
En la vida, como en la ficción, un buen equipo también se resiente. Cuando varios profesionales trabajan codo con codo surgen roces y pequeño problemas que pueden desembocar en una bajada de la productividad. En las series, esta rutina puede provocar la cancelación de la ficción.
De ahí que, como apunta César Fernández, director asociado de Talengo, “hay que ir renovando el elenco, cambiar los roles para mantener la ilusión entre los colaboradores y el líder debe cuidar, mantener y crear las reglas”.
Lo importante, dicen los expertos, es conseguir el equilibrio. Un objetivo ambicioso, pero asumible. Así, en Mentes Criminales encontramos un elenco con personajes que se complementan y funcionan como uno solo:el hombre de acción, la friki, el coordinador. Cada uno con sus luces y sus sombras, pero que se adaptan al engranaje de manera perfecta.
El ejemplo contrario lo vemos en Los Vengadores, en la que se decidió prescindir del malvado Loki en la edición final, “por miedo a que saturase la cinta”, explica Díaz Barrera. Una forma de evitar que la plantilla de personajes se resienta por un perfil tóxico.
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