Entre la década de 1980 y 1990, Jordan Belfort consiguió hacerse rico como corredor de Bolsa a través de la venta de “penny stocks”, acciones especulativas de empresas sin futuro que, a pesar de ello, dejaban comisiones bastante altas a los operadores.
La firma de inversiones Stratton Oakmont fue el siguiente paso, la corredora tenía más de 1,000 operadores y suscribió la emisión de acciones por cerca de US$ 1,500 millones, en su mejor momento. Belfort gastaba, además, millones de dólares en drogas, alcohol, y otros vicios.
Pero en 1998 se apagaron las luces y se acabó la diversión.
Ese año las autoridades estadounidenses no solo cerraron la firma de inversiones de Belfort, también lo acusaron de fraude, lavado de dinero y manipulación del mercado de valores, con lo que recibió una condena de 22 meses en prisión y se le exigió un pago de US$ 200 millones, más de la mitad correspondía a un concepto de reparación para aquellas personas que dejaron sorprenderse por su poder de persuasión.
El caso inspiró al director Martin Scorsese y el resultado fue el largometraje “El Lobo de Wall Street”, basado en las memorias del mismo nombre. Ahora el verdadero lobo recorre distintos países del mundo ofreciendo charlas motivacionales.
¿Su mensaje? “Cómo crear una empresa exitosa desde cero y cómo recuperarse del fracaso”, comentó el propio Belfort en una entrevista reciente para el diario La Tercera de Chile.
Jordan Belfort asegura que, desde hace muchos años, viene enseñándole a distintos emprendedores, vendedores y gerentes de ventas a ganar más dinero.
“Mucho del éxito depende de uno, ser un persuasor efectivo; y dos, hacer las cosas que uno debe hacer, pero no se atreve (…) mi éxito siempre se basó en conseguir que las personas hicieran eso”, comentó.
Para el verdadero protagonista de la cinta de Scorsese, los seres humanos se dividen en patos y águilas.
Mientras los primeros se caracterizan por ser “quejicas”, es decir, siempre encuentran excusas por las cuales no pueden efectuar algo; los segundos buscan la acción y avanzan sin ataduras. Y el sistema de Belfort busca que todos emprendan el vuelo, indica la periodista Marcela Corvalán, de La Tercera.
Belfort dice que puede ayudar a cualquier persona a convertirse en un vendedor efectivo, “pero, además, todos necesitan, en mayor o menor medida, ser influyentes, persuasivos, negociadores efectivos para avanzar en la vida, aunque no se dediquen a las ventas”.
El auténtico lobo también conversó con el referido medio chileno sobre si considera que hay algo en el mundo financiero que lleva a romper las reglas.
“Creo que lo pasa es que se puede ganar dinero muy rápido pero no se construye nada (…) uno puede sentirse bien por algún tiempo, pero todo se centra en el dinero, no hay valor, es una de las trampas en las que uno cae (…) si uno no es capaz de mantener la ética y la integridad en el más alto nivel, es fácil caer”, puntualizó.
EL DATO
Jordan Belfort escribió “El Lobo de Wall Street” y “Atrapando al Lobo de Wall Street”.