Se habla de la innovación empresarial como una de las claves para tener éxito en el mercado. La innovación genera una propuesta de valor única que los demás no tienen y es en esa originalidad en donde radica el gancho para conseguir seducir al público.
Pero, ¿qué hay de la innovación personal? ¿Cómo se podría innovar a nivel empresarial si no se hace lo propio a nivel personal?
José Cabrera, especialista en Innovación Estratégica y dueño del blog “José Cabrera: Liderazgo en la Era de la Innovación”, explica que la innovación personal es súmamente necesaria para el profesional de hoy ya que lo prepara para “hacer frente a la incertidumbre y la volatilidad de este entorno complejo y cambiante en el que estamos viviendo”.
Transformacion: Sal de tu zona de confort
“Te guste o no, el mundo está cambiando, y necesitas cambiar las viejas formas de trabajar, que sólo tenían sentido en el pasado y que surgieron para resolver problemas que ya no son relevantes en la consecución de tus objetivos”, recomienda Cabrera en uno de sus post.
El especialista hace un símil entre las empresas y los profesionales, la innovación tiene el mismo efecto para los dos, las personas que no logren (o no quieran) innovar a nivel personal, sufrirán el mismo resultado que aquellas empresas que no se reinventan: dejarán de ser competitivas en el mercado laboral y perderán relevancia frente a los demás.
Por otro lado, hace hincapié en que innovar no significa sobrevivir. Probablemente “aguantar el chaparrón” era suficiente en el pasado, pero si el profesional no sale de su zona de confort para observar las tendencias y los nuevos caminos que puede tomar para crecer y generar experiencia, se quedará atascado en un tipo de trabajador que el mercado ya no necesita.
Entonces, ¿cómo lograr la innovación personal?
Ir más allá de lo que se conoce, y de lo que usualmente ha funcionado para mantener presencia, puede generar recelo e incluso miedo.
Es el miedo al fracaso lo que impide que muchas personas se queden en un punto muerto de su carrera y, como una bola de nieve, esta posición se convierte en “falta de perspectiva”, la incapacidad de entender qué está ocurriendo alrededor y de cómo eso va a afectar el propio futuro.
“Nos encontramos en una época de cambio e incertidumbre, y tal vez no existan, ya, respuestas cerradas y concluyentes sino, más bien, preguntas adecuadas; preguntas que nos inspiran, que nos obligan a plantearnos nuestra visión del mundo, y nos ayudan a forjar una actitud frente a las cosas”
Cuestión de actitud
Ya explicados los detalles alrededor del proceso de cambio, Cabrera explica que la innovación personal no es exactamente un sistema de determinados pasos que llevan directamente a la respuesta, sino que va más allá. Innovarse es cambiar de actitud.
“La innovación personal es una “actitud especial” que se revela en todas nuestras acciones: un compromiso con ser cada día mejores en todo lo que hacemos; la capacidad de vernos no por lo que somos hoy, sino por lo que podemos llegar a ser; una manera de abordar el futuro con todo nuestro potencial; la curiosidad y la apertura de miras necesarias para interactuar con el mundo exterior, sin miedo a equivocarnos, conscientes de que aprendemos de nuestros errores y que solo explorando lo desconocido podemos encontrar nuevas perspectivas y descubrir nuevas realidades que nos ayudarán a lograr un cambio profundo en nosotros mismos y en nuestras vidas”, explica en su blog.
Finalmente, la innovación personal abarca mucho más que la mejora a nivel profesional. Es una búsqueda constante de renovación, un aprendizaje continuo a nivel personal y laboral que se refleja en el análisis del entorno, de las tendencias y de ir de la mano con el cambio que se está generando a nivel global.