Actualmente las empresas cuentan con trabajadores de distintas edades y características en un solo grupo de trabajo. Estas diferencias van mucho más allá de la edad, pues representan una serie de necesidades, laborales y personales, que varían de un trabajador a otro.
Según la consultora Pleasant Work de Chile, existen tres etapas laborales por las que pasa todo profesional según sus años de experiencia. La primera toma lugar en los diez primeros años de trabajo. En esta fase, los profesionales se concentran en buscar oportunidades en buenas empresas y lograr crecer en el mercado laboral. Por el lado personal, las relaciones afectivas comienzan a tener más peso.
“En esta etapa, nosotros recomendamos hacer cambios de trabajo y tomar las oportunidades que se presentan (cambio de empresa, de país, de ciudad, hacer un MBA, por ejemplo) porque en general son muy rentables”, explica Eduardo Zamora, director de Pleasant Work.
En segundo lugar, la consultora estima que la segunda fase del trabajador se encuentra en los once y los veinte años de experiencia. En aquí donde el profesional se encuentra en una etapa de maduración, se aspira a mejores cargos y a aumentar la renta. Formar una familia es un tema importante y por esto, el trabajador guarda más cuidado al tomar riesgos laborales.
Zamora explica que esta es la mejor etapa para desarrollar una buena cartera de contactos y buscar un posición estable en el trabajo.
Cuando el trabajador tiene más de 20 años de experiencia, se encuentra en la tercera etapa laboral. “El profesional debe considerar reinventarse o desarrollar un proyecto de emprendimiento para, en caso quedar sin trabajo, tenga dónde apoyarse económicamente ya que es más difícil encontrar un puesto cuando ya se cumplió 45 años de edad”, dice el director de la consultora.
El papel de las empresas
Es vital que las empresas identifiquen las diferencias que existen entre su grupo de trabajo. Tomar en cuenta las necesidades de los colaboradores y estudiar las fases en las que se encuentran, permite a la empresa entender que no todos los beneficios son adecuados para el total de los trabajadores.
“Por ello hay que determinar el tipo de beneficio o de compensaciones habiendo levantado previamente el universo de personas, y dividirlo luego de acuerdo al nivel etario. A continuación se puede planificar con mejores bases y resultados más eficaces”, explica Mauricio Peñaloza de la consultora EY.