Según un estudio de la firma de servicios profesionales EY (antes Ernst & Young), en el que encuestó a 250 empresas top del Perú, el 55% de ellas fueron víctimas de fraude cometidos por sus propios colaboradores o en colusión con estos durante el 2014. Asimismo, una de cada dos empresas son víctimas de fraudes a nivel interno y una de cada cuatro ha sufrido más de cinco casos en un año.
“Este tipo de fraude ocurre en todos los niveles que conforman la pirámide de colaboradores de una organización. Los problemas más comunes que propician estos actos ilícitos son la ausencia o debilidad en los controles internos y la evaluación de estos riesgos”, señaló Rafael Huamán, Socio de Consultoría de EY.
“La colusión entre empleados, así como el robo o la apropiación de activos se encuentran entre los tipos de fraude con mayor incidencia. Lo que es especialmente preocupante es que un tercio de los casos involucraron a niveles gerenciales o de supervisión”, indicó.
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Factores
El experto comentó que estos fraudes internos en las empresas se originan por tres factores: presión, oportunidad (“puertas abiertas”) y racionalización o justificación.
“En el Perú, el factor oportunidad es el que explica, en mayor medida, la ocurrencia de fraude. Tanto la alta gerencia como la gerencia intermedia (en las empresas) coinciden en que éste factor explica el 80% de casos de fraude”, manifestó.
Pólizas
Ante esta situación, Rímac Seguros indicó que “las empresas están demandando más las pólizas de seguros por deshonestidad –que las protege ante apropiación ilícita, robo, falsificación, fraude interno- y que este año mostrarían un aumento de 10%.
“Al año se emiten alrededor de 10,000 pólizas de deshonestidad en el mercado peruano para afrontar los daños originados por los fraudes internos en las principales empresas del país”, refirió Max de Freitas, vicepresidente de Riesgos Patrimoniales de Rímac Seguros.
“Actualmente indemnizamos en el sector asegurador aproximadamente US$14 millones al año por el fraude interno en las empresas, teniendo en cuenta que la participación de mercado de Rímac en este ramo es de 40%”, manifestó.
De Freitas agregó que los sectores donde se han presentado los casos más severos de fraude interno son: Supermercados, Distribuidoras, Avícolas, Siderúrgica e Industrial.
Prevención
Existen controles mínimos que las empresas deben considerar para reducir la pérdida y lograr períodos de descubrimiento más cortos si fueran vulnerados los controles.
Según EY, los resultados muestran que más del 50% de las empresas encuestadas actualmente cuenta con algún mecanismo o sistema para la recepción de denuncias de manera confidencial. Este tipo de sistemas permitieron la detección del 24% de los casos de fraude.
“De acuerdo a estadísticas internacionales, el 21% de los trabajadores de un área sabe cuando algo malo o irregular está sucediendo. Brindarles canales de comunicación confidenciales y que incluso proporcionen anonimato durante la comunicación de la denuncia es clave para la detección temprana del fraude y la minimización de las pérdidas”, recalcó Huamán.
Monitoreo
Para EY contar con monitoreo continuo de información transaccional (análisis de datos) ayuda a reducir los sucesos. Asimismo, la menor incidencia de estos casos está correlacionada con la existencia en la empresa de programas de apoyo al empleado ante problemas familiares o domésticos.
También está correlacionada con la implementación y divulgación de políticas éticas como códigos de ética, políticas contra el conflicto de interés, líneas de denuncia independientes y similares.
Por su parte, Rímac Seguros resaltó que todo gerente tiene la obligación de proteger el valor generado por la empresa, aplicando los principios de administración de riesgos: identificar, definir qué se puede mitigar y qué se transfiere.
“La industria de seguros es un aliado para asumir esta tarea con éxito, a través de la asesoría que pueden brindar los brokers y los especialistas de las propias compañías aseguradoras. En el caso concreto del fraude interno recomendamos la revisión periódica de la exposición al riesgo, la revisión de procesos, y la comunicación y gestión a los colaboradores”, complementó De Freitas.
Ambas empresas puntualizaron que la deshonestidad en la empresa genera no solo pérdidas económicas, su ocurrencia puede impactar en la reputación de la organización y mermar la confianza que los accionistas tienen hacia la plana directiva.
Por ello, es necesario que las empresas establezcan programas de prevención de fraudes que mitiguen el riesgo de deshonestidad, lo que implica invertir en herramientas tecnológicas, recursos y entrenamiento del personal.