Todos hablan de la importancia de la innovación y el apoyo de esta causa desde los directivos hasta los colaboradores, pero ¿todos podemos innovar?, ¿hay un perfil de innovador? y ¿cómo empezar? Rosario Arias, vicepresidenta de Gestión Humana de Belcorp, tiene las respuestas.
“La innovación es esencialmente humano, todos hemos nacido para innovar, está muy vinculada al disfrute con lo que yo hago… Innovar es crear valor, traer al mundo algo que genere valor para un cliente, negocio, sociedad y el colaborador”, explica.
Desde la perspectiva del colaborador, innovar no solo es una necesidad de negocio en términos de lograr resultados económicos, sino que ayuda a encontrar un sentido y un propósito al trabajo.
Un trabajador que se enfrenta al desafío de innovar debe ser motivado más allá de lo económico, “le tiene que tocar algo que le importe”.
Arias señala que no existe un perfil del innovador, pues se trata de un juego en equipo heterogéneo. Sin embargo, la gente que disfruta del proceso de innovación se caracteriza por su confianza y su agilidad de aprendizaje.
“Hay dos cosas fundamentales en la gente que disfruta ese proceso: confianza en uno mismo y en el otro, y en eso el liderazgo y cultura organizacional tienen todo que ver, y la agilidad de aprender, no solo la agilidad mental, sino la capacidad de tener una idea e ir ajustándola”, sostiene.
Un innovador se atreve a romper creencias estáticas en su organización y es capaz de tolerar la frustración. Además, es empático y curioso. “Una persona de acción”, dice la ejecutiva de Belcorp.
Inicio de tu gran idea
Para empezar, las organizaciones deben “comerse el elefante (de la innovación) de a pedacitos”.
“Hay que experimentar, darse la oportunidad de identificar un desafío de negocios, y vivirla como una experiencia de innovación en algo pequeño, en un proyecto, y después hablamos de cómo llevarla de manera sistemática… Es un deber de las organizaciones tener esa experiencia”, indica.
Errores que no debes cometer
Una de las fundadoras de StarCamps sostiene que muchas veces las empresas pierden oportunidades de innovar al estar inmersas en sus mecanismos tradicionales de operatividad.
“La primera barrea es que las organizaciones tienen enfoques muy tradicionales para hacer las cosas y las grandes ideas van a surgir en las oficinas. Para crear valor para alguien, tengo que empatizar con esa persona”, expresa.
Otro grave error es pensar “se me ocurre una idea, sal corriendo a implementarla”, pues está demostrado que es un proceso, en el que la idea es una excusa para empezar a trabajar prototipos hasta que encontrar algo que genere el “wow” al cliente.
El día de mañana, en el foro “Gestión Humana: Innovando para crear valor” organizado por AmCham Perú, Rosario Arias hablará sobre la experiencia de Belcorp en el campo de la innovación.