¿Envidia? Ese sentimiento dañino causa dolor por el éxito ajeno y alegría por la desgracia del otro.
¿Quiénes serán más propensos a ser objeto de nuestra envidia? Aquellos más cercanos a nosotros, como es el caso de un compañero del colegio o universidad, o un par en el trabajo.
La envidia es difícil de manejar porque muy raramente admitimos que la sentimos. Si bien es un aspecto poco estudiado a nivel de las organizaciones, Tanya Menon, de la Universidad de Chicago, y Leigh Thompson, de Kellogg, observan sus efectos.
¿Cómo evitarla?
Si quiere dejar a un lado la envidia, piense en sus propias fortalezas y logros, y en cómo hemos evolucionado en los últimos años; así será mucho más abierto hacia otros, más receptivo al cambio y se sentirá mucho más contento con el trabajo que realiza. Si usted es jefe, evite enfatizar públicamente los logros de una persona, opacando al resto del equipo, y trate de dar más poder o encargos especiales a más gente, no solo a unos pocos.
¿Cómo lidiar con los celosos en la oficina?
La envidia en la oficina no es un problema sin solución. Hay métodos que permitirán disminuir sus efectos en los ejecutivos de una empresa. Otra medida que de verdad puede resultar favorable para la gestión de la envidia en el seno laboral es tener un sistema de trabajo basado en objetivos de evaluación del desempeño.
Esto se traduce en indicadores concretos y encuestas de 360º. Si bien no serán los únicos criterios que le ayudarán a decidir quién es el mejor candidato a una promoción o un ascenso, es más imparcial.
Así, poco a poco esos sistemas irán calando profundamente en la cultura de la empresa e irán desterrando otros criterios de raíz y, como consecuencia, a la injusticia. Una empresa con directivos y sistemas de incentivos y promoción profesional en línea de carrera mucho más justos, con el paso del tiempo se irá “blindando” contra la envidia, pues no habrá más empleados descontentos.