Marta Lopez vende productos de repostería caseros. Higinia Reyes es propietaria de un molino de maíz. Remigia Dominguez es líder de una cooperativa textil. ¿Qué diferencia hay entre estas mujeres y los propietarios de empresas autosuficientes? Todas viven en pueblos rurales del Corredor Lenca, en la zona montañosa occidental de Honduras, hogar de algunos de los indígenas más pobres del país.
Con capacitación de negocios, una red de apoyo y un préstamo de solamente US$50 a cada una, las mujeres de Lenca pueden abrir negocios sostenibles que transforman sus vidas y crean impactos duraderos en sus comunidades.
Sus experiencias no sólo muestran el poder de la inclusión social y económica, sino también la necesidad urgente de implementar nuevos modelos educativos si queremos promover el empoderamiento económico y el desarrollo sostenible en América Latina.
Para fomentar el crecimiento inclusivo, América Latina debe ofrecerles a todos los ciudadanos la oportunidad de dominar habilidades del siglo XXI que necesitan para tener éxito en la economía digital y global que evoluciona tan rápidamente.
Los trabajadores necesitan más que habilidades básicas de alfabetización y números, aunque lo mencionado sea importante. Necesitan habilidades como colaboración, creatividad, solución de problemas y también características personales como persistencia, curiosidad e iniciativa, que son algunas de las habilidades desarrolladas a través del aprendizaje social y emocional y formas aplicadas educativas.
Sin embargo, un informe del 2015 del Foro Económico Mundial reveló que muchos estudiantes no reciben la educación que necesitan para prosperar y los países están enfrentándose a una escasez crítica de trabajadores cualificados para competir en economías movidas por la innovación.
Los líderes educativos en el mundo reconocen cada vez más la necesidad de introducir la competencia global en las escuelas y en el aprendizaje. El Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes (PISA por sus siglas en inglés) está considerando añadir una nueva medida de habilidades globales en su siguiente serie de evaluaciones.
Los países en desarrollo deben tener caminos alternativos para el desarrollo económico, como planes de microfinanzas, proyectos dirigidos al desempleo juvenil y la formación empresarial. Como fue sugerido por otros que han trabajado mucho en el estado de la educación en países en desarrollo, lo que necesitan los alumnos en regiones pobres son “habilidades para la vida que les permitan mejorar sus perspectivas financieras y su bienestar”.
La colaboración del Rotary con la Fundación Adelante con el fin de empoderar las mujeres emprendedoras de Lenca para que alcancen autosuficiencia económica ofrece un modelo sólido para implementar esta estructura.
En vez de simplemente prestarles a individuos, este esquema de microcréditos les ofrece a las mujeres hondureñas préstamos no subsidiados a grupos, formación empresarial y una comunidad de apoyo muy unida.
Con la ayuda del Rotary, Adelante ha proporcionado formación empresarial y más de 600 préstamos a sus clientes, y la alianza aumenta cada vez más en los departamentos de Intibucá y La Paz.
Este proyecto demuestra que la iniciativa de microcréditos debe combinar redes sociales sostenibles, estrategias de negocios, monitoreo y alianzas culturalmente sensibles si son para ayudar a que estas comunidades salgan de la pobreza de una vez por todas.
Otras iniciativas exitosas del Rotary que impulsan el crecimiento inclusivo al fomentar competencias globales son: un proyecto de microcréditos en la provincia Esmeraldas en Ecuador, un programa de capacitación vocacional para sacar a los jóvenes indígenas de la pobreza en Guatemala rural, y un campamento empresarial en Haití.
En países desarrollados como el Reino Unido y Estados Unidos, cada vez se reconoce más que los años de restarle importancia a la educación vocacional han resultado en “una incompatibilidad significativa en el mercado laboral” y que hay una necesidad de, “por un lado, romper con las barreras entre carrera y educación técnica, y por otro lado, de una educación académica”.
Países en desarrollo y de ingresos medios enfrentan problemas individuales, pero las lecciones del descenso de capacitación vocacional aún son relevantes para ellos, sobre todo en momentos de poco crecimiento económico. Por ejemplo, en las Américas, la desigualdad de ingresos ha bajado, pero el crecimiento económico también, y gran parte de la población no se ha beneficiado de la expansión de programas sociales en la década pasada.
No hay duda de que una buena “educación” y habilidades comerciales son aspectos fundamentales para el desarrollo social y económico de la región. El año pasado estudié varias intervenciones para superar barreras para alcanzar una educación de calidad inclusiva e igual para todos en América Latina.
Las reformas educativas son un mero componente en el cambio sistemático necesario para reavivar el crecimiento inclusivo en América Latina en un mundo culturalmente diverso y digitalmente conectado.
Monitoreo, nuevos modelos de capacitación vocacional e iniciativas empresariales son tan cruciales como proveer a los jóvenes de las habilidades globales necesarias para estimular la actividad económica.
Al fin y al cabo, algunos de los emprendedores más famosos del mundo, como Richard Branson y Mark Zuckerberg, nunca completaron su educación secundaria o universitaria. La falta de educación tradicional y formal no debería impedir el éxito de una persona en el mercado global.
América Latina tiene la oportunidad de hacer múltiples inversiones en programas que promuevan habilidades comerciales globales. Esto será fundamental para ayudar a que el país venza el reto de sacar de la pobreza a millones de personas, como Marta, Higinia y Remigia, a pesar del momento económico complicado.
John Hewko
Secretario General, Rotary International