“Científicos han descubierto una novedosa forma de chatear en directo a través de la voz y en 3D, lo llaman tomarse un café con alguien”. Más que un descubrimiento, este cartel que lucen algunos restaurantes y bares es una llamada de atención: los dispositivos móviles permiten la comunicación, pero nos están dejando mudos. Se cuentan con los dedos de una mano las personas que en el transporte público se abstienen de consultar su smartphone. Javier Martín, director de recursos humanos de Google España, tampoco es uno de ellos. Confiesa que, como la gran mayoría, aprovecha esos desplazamientos para solucionar cuestiones laborales o personales a través de su móvil: “Saber en el momento que estás y a qué quieres dedicarlo es una elección. Nosotros proporcionamos las herramientas para ello. Hacer un uso racional de las mismas es cuestión de autodisciplina, confianza y responsabilidad”.
Culpabilidad digital
Según Martín, trabajar por objetivos y una sólida evaluación también forma parte de las reglas del juego para que la tecnología nos haga más productivos, no esclavos de la inmediatez que propicia. Pero a menudo no es así.
La hiperconexión tiene un coste: la culpabilidad móvil. Según un estudio realizado por MobileIron -fabricante de software móvil- la padece el 58% de los profesionales. Este colectivo se siente en la obligación de responder a un mensaje online de forma automática. “La tecnología va un paso por delante de las formas de trabajar y de la legislación, además impone unos hábitos. Por eso el individuo tiene que poner ciertos límites; pararse un a pensar en cómo utilizar esos dispositivos para mantener el equilibrio”, explica Daniel Madero, director general de MobileIron para España, para quien también es clave la actitud de los jefes, “no pueden pretender un feedback instantáneo”. A veces la responsabilidad que se demanda en los empleados no es ejercida por los que mandan.
Ignacio Belinchón, director de PeopleExcellence, señala que “la adicción al trabajo o el no deseo de volver a casa de algunos líderes puede contaminar el uso adecuado de las tecnologías. Hay que tener mucho valor para no contestar un mail de tu jefe, sea cuando sea y a la hora que sea. Conozco algún caso en el que por no atender el móvil durante las vacaciones la persona fue ‘educadamente’ sancionada y se provocó su salida de la compañía achacándole irresponsabilidad”.
Los límites
Jerónimo Corral, director corporativo de recursos humanos y comunicación de Grupo Compass, tiene claro que los dispositivos online son una herramienta de comunicación magnífica entre el jefe y su equipo, pero hay que marcar ciertas pautas: “El móvil es el canuto y hay que determinar el tipo de información que se canaliza: debe ser suficiente para que el empleado conozca la empresa más allá de su trabajo, pero también la necesaria para realizar su actividad. Por otra parte, conviene establecer un estándar de conducta y hacer hincapié en la seguridad”. Esta compañía, al igual que están haciendo otras muchas, ha prohibido expresamente el uso del WhatsApp para cualquier tipo de comunicación o asunción de compromisos con clientes y proveedores, ya que “es un elemento de comunicación informal y personal no reconocido por la compañía”.
La seguridad es algo que ya preocupa a las organizaciones. Madero advierte de que “los procesos se trasladan al móvil y la gestión es más sofisticada y está integrada en la empresa. El usuario es quien controla la información. Por eso es necesario que la empresa respete la parte privada y gestione sólo la que corresponda a la compañía”.
Cómo se gestiona la movilidad corporativa
La preponderancia tecnológica en las organizaciones ha otorgado una relevancia extra a los CIO -‘Chief Information Officer’- o gerentes de sistemas: la gestión de la movilidad corporativa. Enfocar el desarrollo de una estrategia móvil es, según MobileIron, el punto de partida de un proceso de transformación en el que están implicados a partes iguales usuarios y empresa. Por esta razón, recomienda priorizar la experiencia y la productividad del empleado protegiendo los datos corporativos con medidas invisibles para los usuarios, pero que no impidan la agilidad de la empresa. Asimismo, considera fundamental asignar el liderazgo a una persona con credibilidad y autoridad organizativa que tenga acceso multifuncional a las personas clave de la organización. Recuerda que los datos no sólo residen detrás del ‘firewall’, están cada vez más en los servicios en la nube, tanto personales como empresariales.
Diario Expansión de España
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