¿Llevas semanas trabajando en un proyecto para tu jefe y descubres que tu colega, ese que nunca te ha prestado atención, se muestra extrañamente atento? Cuidado, porque te puede pisar la idea, hacerla suya y, antes de que te des cuenta, habrá vendido tu trabajo como propio.
Éstas son las pistas que aporta Pilar Tortosa, socia directora de la consultora Arctos Consulting, para anticiparse a las tretas de un trepa profesional.
Tortosa destaca otras señales muy obvias como “la falta de seguridad en uno mismo escondida tras la historia de lo bueno que es uno. Se trata de alguien débil que podrá caer ante la seducción de un posible ascenso”.
El trepador seduce, engaña y cautiva con su actitud, tanto a los que quiere utilizar como canal para crecer como a los jefes. Para librarte de este parásito la clave está en detectarlo a tiempo.
Sigue estas recomendaciones:
Dobleces
El trepador es medianamente competente pero no lo suficiente como para destacar por sí mismo. Por ello utiliza rumores, dobleces y desprestigios que va desplegando sutilmente.
Según Marta Romo, socia directora de Be-Up, estas personas tienen un doble objetivo: evitar que cualquier otro destaque e intentar a toda costa ganarse a sus superiores.
El fin último es más reconocimiento, que se puede traducir en mayor salario, determinados privilegios o promociones, indica.
Conflictos
Este personaje es nocivo en el equipo, genera conflictos o es de los que llega al engaño y la trama para ascender. Si tienes la más mínima sospecha, actúa.
Romo aconseja hablar con él directamente. Considera que es importante hablar utilizando una estructura en la que el trepador no se sienta acusado.
Defensa
Tortosa señala que “el trepador suele ser inseguro y necesitado de aplauso y también tiene mucha ansiedad. Es una persona que, con toda seguridad, está en peor situación que una persona normal”.
Por eso, una de sus recomendaciones para ignorar sus intenciones es “enfocarnos en nuestro trabajo y objetivos, los suyos están claramente dispersos. También es aconsejable dejar todo por escrito, y poner en copia tanto a los compañeros como al jefe”.
Es muy importante, no mostrarnos débiles, serviles o inexpertos. Si nuestra ventaja competitiva se basa en hechos y logros, hará que seamos imbatibles.
Evidencia
Según José Manuel Chapado, socio de Isavia, “la coherencia consiste en hacer lo que se dice, y en decir lo que se piensa o se siente. Es en este último aspecto donde descubrimos a quien no viene de frent”.
Y esa evidencia es lo que puede desenmascarar a este personaje: “Es bueno conversar con él sobre inquietudes y valores. En ese terreno se mueve con dificultad, y debe jugar en una simulación permanente. En ese cara a cara, el trepador quiere apropiarse de información, pregunta mucho y cuenta poco. Suele pedir más de lo que da”.
Una actitud más salta a la vista, el trepador cuando actúa con terceros, desea lucir la medalla robada, sus frases se llenan del “yo”, “mi”, “me” y “conmigo”. Asimismo, cuando habla de terceras personas muestra la evidencia para contar una idea o un logro que no le pertenece.
Esto también es aplicable a momentos en los que participa de un proyecto de otra persona, y al dar su opinión habla en primera persona del plural.
Seducción
Una de las habilidades del trepador es la seducción que, junto con el engaño, maneja a su antojo, ya que es capaz de detectar la idea más brillante y, además de hacerla propia.
Una vez que se ha colgado la medalla, tratará de convertirte en su aliado con la promesa de compensarte cuando consiga sus objetivos, que antes eran los tuyos.
Para evitar ser tentado por esos encantos, Tortosa recomienda “ser precavido y no mostrar a los demás las ideas creativas antes de haberlas hablado con el jefe y, sobre todo, no criticar a los demás, pues será un arma que muchos podrán utilizar en tu contra en el futuro”.
Paciencia
Y ante la certeza de que alguien quiere crecer en la empresa a tu costa, paciencia y prudencia. “La mentira y las malas artes dejan rastro, es cuestión de tiempo que salgan a la luz”, recuerda Chapado.
No caigas en el juego de los rumores y las difamaciones por la espalda, “en esa partida, perder es muy fácil. La mejor receta es no dejarse contagiar”, concluye.