¿Cuánto puede sobrevivir su empresa familiar, según su modelo de negocio?

El proceso de institucionalización resulta indispensable para que la empresa familiar perdure a lo largo del tiempo. Si no existe una evolución en este aspecto, entonces el negocio podría no sobrevivir a la segunda o tercera generación.

A fin de garantizar la sobrevivencia de una empresa familiar, el proceso de institucionalización resulta fundamental. Mediante la aplicación de un protocolo o un estatuto, los miembros de la familia sabrán cómo actuar hacia la empresa y entre ellos mismos. Esta evolución supone un mejor sostenimiento económico para el negocio y, por ende, su perduración a lo largo del tiempo.

Cabe mencionar que el 92% de las empresas familiares en el Perú han presentado un crecimiento de ventas en el último año, según el asesor de negocios de PricewaterhouseCoopers (PWC), Juan Carlos Simón.

Por su parte, en palabras de Mario de Gandarillas, experto en negocios familiares, “estas empresas tienen en común varios retos: la resistencia al cambio, el proceso de sucesión para pasar de un líder único a un organismo y la dificultad para diferenciar cuando se habla como familia y cuando se lleva una relación profesional de empresa”.

En información recogida por el portal CNN Expansión, Alberto Gimeno, investigador de ESADE, sostiene que existe seis modelos de empresas familiares diferentes, de acuerdo a su nivel de profesionalización, tamaño y estructura familiar.

Modelo capitán
Dentro de este modelo, se encuentran las empresas familiares constituidas por pequeños grupos. Cada integrante cumple determinadas funciones, que están englobadas dentro de una operación sencilla, debido a que la empresa consiste en un pequeño negocio, como una tienda de abarrotes, una librería o una fuente de soda.
El control del negocio está a cargo, generalmente, del padre o de la madre. Los trabajadores no necesitan tener un nivel de profesionalización.
Este tipo de empresas desaparece en la primera generación, en caso de no realizarse los cambios suficientes para crecer. Si el funcionamiento de la empresa se torna más complejo a causa de su aspiración para abarcar una mayor parte del mercado, entonces se convertirá en un modelo de negocio ‘Emperador’.

Modelo emperador
Bajo la dirección del líder de la familia (emperador), este tipo de empresas tiene un funcionamiento más complejo, por lo que cuenta con varios integrantes, quienes deben tener un nivel de profesionalización para el cumplimiento de sus responsabilidades. El mayor riesgo es no llegar a componer una estructura de gobierno corporativo efectiva, pues se tiene la idea de que el líder no puede abandonar la dirección, ni la responsabilidad de la toma de decisiones.
De no efectuarse cambios, estas empresas desaparecerán en la segunda generación. Por el contrario, lo ideal es que se adapten al siguiente nivel.

Modelo equipo familiar
Estas empresas están conformadas por familias complejas, es decir, por numerosos miembros quienes se dedican a la preservación del negocio. Para sobrevivir, es importante que exista una evolución en institucionalidad y así evitar la pérdida del nivel de profesionalización. El modelo institucional debe surgir para la continuación de la empresa por parte de los jóvenes de la tercera generación. En este caso, los sucesores cobran mayor importancia que el líder de la familia, ya que está en sus manos que la empresa sobreviva a una tercera generación y se adapte al modelo de familia profesional.

Modelo familia profesional
Uno de los principales objetivos de estas empresas es que sus miembros mantengan operaciones profesionales para el funcionamiento del negocio. Este modelo de empresa familiar se diferencia de los demás, ya que suele sobrevivir a varias generaciones, debido a que la familia dirige la empresa con gran exigencia, además el nivel de profesionalización resulta ser un factor relevante para la preservación del negocio.

Modelo Corporación
Las empresas bajo el modelo capitán y emperador pueden aspirar a este nivel, el cual es alcanzado cuando se consolida el proceso de institucionalización. Asimismo, el funcionamiento de estos negocios suele ser complejo, ya que la empresa logra un crecimiento tal que resulta necesario dividirla.
De esta manera, los familiares pasan a ser propietarios y directivos simbólicos, pues la gestión queda en manos de terceros que cumplen con funciones de dirección estipuladas en una estructura de gobierno corporativo.
Cabe precisar que estas empresas logran perdurar a lo largo del tiempo, hasta que los familiares opten por su eventual disolución, aunque lo más probable es que el negocio sea sometido a un proceso de venta.

Modelo grupo de inversión familiar
Bajo este modelo, la familia gestiona su patrimonio conjuntamente a través de un portafolio de inversiones, pero no es responsable de la gestión de las empresas; la relación de inversión familiar puede disuadirse en cuanto se cumplen los objetivos de inversión o perdurarse para nuevas alianzas y proyectos.

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